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Claves para una Universidad Popular educativamente igualitaria
Antonia Piqueras Jiménez

Antonia Piqueras Jiménez

Maestra de Educación Primaria en Ciudad Real y poeta.

Para saber hacia dónde se quiere ir, se debe conocer de dónde se viene. Por eso, es importante conocer cuándo, cómo, por qué y para qué se crearon las Universidades Populares. Desde el principio, el objetivo principal era la educación de las personas adultas.

El ser humano es un ser social, por tanto, sociedad, cultura y educación son los medios en los que necesariamente se desenvuelve. Todo está relacionado. La cultura es el conjunto de medios a través de los cuales hombres y mujeres prosperan en la sociedad de la que forman parte. La educación es un instrumento al servicio de la cultura en el seno de las sociedades. Por tanto, la educación ha existido siempre como elemento transmisor de cultura.

En la historia de las civilizaciones, la práctica educativa con adultos se ha desarrollado siempre. La idea de educación de adultos nace porque surge la necesidad de que los conocimientos, que antes eran solamente patrimonio de unos pocos, se difundieran de manera que pasen a ser del dominio de todos.

El fundamento educativo de las Universidades Populares

A principios del siglo XX se crearon las Universidades Populares para desarrollar, más ampliamente, las experiencias de la educación popular que se llevó a cabo en el siglo anterior con una buena acogida. Era una alternativa para la formación de personas adultas en el marco teórico-práctico de la pedagogía social. Martínez Moreno y Viñao (1997:29) consideran que las experiencias tanto de la educación popular como de las Universidades Populares ponen de manifiesto que “no toda la Educación de Adultos se desarrolló con arreglo al modelo escolar y dentro del sistema formal”.

Anteriormente, en la sociedad ya estaba latente la idea de educar y culturizar a las personas de las clases sociales más desfavorecidas, sin recursos y sin oportunidades. Para paliar dichas deficiencias se creó la Liga Internacional de la Educación Nueva, donde figuraba un pedagogo español, Lorenzo Luzuriaga. En España, las actividades e iniciativas de la Asociación Mundial para la Educación de Adultos eran publicadas en el boletín de la Institución Libre de Enseñanza. Asimismo, la idea de Ortega y Gasset de crear la Liga de Educación Política tenía la finalidad de defender la democracia y la educación política de la sociedad, y en dicha Liga estaban personas relevantes de la cultura y la política, como el citado Luzuriaga, Fernando de los Ríos, Antonio Machado, etc., quienes vinculaban democracia, educación y cultura. Todo esto se verá consolidado en las Universidades Populares. Tanto a nivel internacional como nacional, se ve un interés por la enseñanza y su modernización, sobre todo en la educación de personas adultas y se inicia un proceso de renovación fuera del modelo escolar tradicional a través de sociedades civiles.

Hay autores que hablan de tres corrientes principales de educación popular:

  • La corriente laica ilustrada, vinculada a los intereses de la burguesía. Se crean los Ateneos.
  • La corriente laica obrera. Los trabajadores no se sienten identificados con los centros creados y crean sus propios centros y lugares de encuentro, como la Escuela del Trabajador en Madrid.
  • La corriente aconfesional, liderada por la Iglesia española para contrarrestar la influencia laica y donde se aprendían enseñanzas religiosas y morales. Las clases para adultos eran nocturnas y se daban en las iglesias y en los colegios religiosos. Estaban la Academia Cívica y la Universidad Popular Católica, que contaban con la colaboración de asociaciones como las Hijas de María o la Acción Católica de la Mujer.

Tras este recorrido de cómo se fue implantando la cultura y la educación en las personas adultas, se llega a la primera Universidad Popular, que se creó en Asturias a través de la Universidad de Oviedo; en ella se idearon programas de Extensión Universitaria que se alternaba con la Universidad Popular. La idea era defender la regeneración del país a través de la educación, difundir la cultura al pueblo, así como los principios pedagógicos de la Institución Libre de Enseñanza (educación integral, libertad de expresión, neutralidad religiosa, régimen de coeducación…). La repercusión fue muy grande y se extendió por todo el país, a todas las provincias (Blasco Ibáñez en Valencia, Antonio Machado en Segovia, Carmen Conde y Antonio Oliver en Cartagena…). Además, esa modalidad de enseñanza popular no solo repercutió en las Universidades españolas, sino que llegó hasta las Universidades de Hispanoamérica.

Sería durante la guerra civil y la posguerra cuando los avances obtenidos en educación se debilitan o desaparecen debido a su carácter socioeducativo. Los historiadores no tienen duda de que fue una etapa oscura respecto a la educación popular y las Universidades Populares. Según Martínez y Viñao (1997:36), “La guerra civil y el advenimiento del franquismo supusieron la desaparición o transformación radical de todas las iniciativas de educación de adultos ajenas al sistema educativo formal”. Sin embargo, al final de esta etapa de oscuridad educativa comenzaron a surgir personas y grupos a los que les preocupaba la educación y la cultura de los adultos con la finalidad de preparar a las personas para una sociedad democrática.

A partir de la Constitución de 1978 es cuando se recuperan las iniciativas sociales y la educación popular. Será en 1981 cuando los ayuntamientos democráticos refundan las Universidades Populares. En 1982 nace la Federación Española de Universidades Populares, FEUP ―que, actualmente, pertenece a la European Association for the Education of Adults (EAEA) (AEEA) y al International Council for Adult Education (ICAE)― y lo hace con unas funciones y finalidades claras: apoyo, promoción y colaboración en proyectos comunes, intercambio de experiencias, seguimiento científico, búsqueda de fuentes de financiación… En 1986 las Universidades Populares se autodefinen como “Centros municipales de educación de adultos y animación sociocultural, cuyo objetivo básico es promover el desarrollo cultural y educativo de los ciudadanos y ciudadanas para que estén en mejores condiciones de participar en todo cuanto les afecta”. Y en el año 2000, esta definición se amplía incorporando la participación, la relación con la calidad de vida y la función mediadora entre la Administración y los ciudadanos y las ciudadanas.

En todos los encuentros posteriores se incide en trabajar con una metodología basada en la pedagogía de la participación. De esta forma, son las personas las que deben implicarse para lograr el desarrollo de su comunidad. Con dicha pedagogía las Universidades Populares tratan de aplicar metodologías socioeducativas como las que hacen referencia al diseño y desarrollo del proyecto comunitario y municipal y las referidas a la didáctica de la acción formativa.

El valor de la educación en la Universidad Popular

La educación de personas adultas tiene como reto una ciudadanía mejor formada y más activa, y ofrece la oportunidad de adquirir, completar o ampliar conocimientos que la permitan mejorar personal y laboralmente.

Las Universidades Populares son entidades cuyo objetivo principal es la educación de los adultos, pero con una diferencia respecto a la educación formal de personas adultas que se da en los Centros de Educación para Personas Adultas (CEPA), donde se imparten enseñanzas de formación básica para la adquisición de una titulación elemental del sistema educativo. Y es que es una educación no formal en la que se imparten enseñanzas que no son oficiales ni regladas y no se da ninguna titulación del sistema educativo. Por tanto, los contenidos, la metodología, la organización, los profesionales, etc. dependen de la propia Universidad Popular, de modo que se mantiene la relación entre la esta y la pedagogía social. Así pues, con la pedagogía de la participación se aplican metodologías socioeducativas complementarias:

  1. Las que se refieren al diseño y desarrollo del proyecto comunitario y municipal en general. A partir de la educación social se elabora un proyecto socioeducativo que puede tener varias denominaciones: proyecto de desarrollo comunitario, programa de animación sociocultural o plan de investigación-acción. Se trata de una tarea de coordinación en la que el equipo responsable define un conjunto de acciones coordinadas, dirigidas a llevar a cabo los objetivos comunitarios programados, procesos de participación, políticas de formación o metas socioeducativas.
  2. Las que hacen referencia a la condición o didáctica de cada acción formativa. Es decir, al método que debe seguir el diseño y desarrollo de cursos, asignaturas o talleres. Esta tarea corresponde a los profesionales que imparten las enseñanzas.

La Universidad Popular tiene como objetivos:

  • Facilitar el desarrollo del ciudadano a nivel educativo, social y cultural para la mejora de su calidad de vida.
  • Estimular y motivar la participación ciudadana.
  • Eliminar las desigualdades y discriminaciones existentes mediante la posibilidad de acceso a actividades sociales, educativas y culturales.
  • Dotar a las ciudadanas y ciudadanos de técnicas y habilidades básicas para desenvolverse adecuadamente en el ámbito sociolaboral y en el desarrollo personal fomentando la convivencia.

Al principio de la década de los 60, desde el Ministerio de Educación y Ciencia se establece el Programa de Alfabetización, para lo cual aportará parte del profesorado y del presupuesto. Su marco de referencia más inmediato es el Programa de Educación Compensatoria creado por  el Real Decreto 1174/1963 de 27 de Abril (BOE 11-5) y que, en su art. segundo, apartado d), se especifica el “Desarrollo de campañas de alfabetización para la erradicación del analfabetismo aún existente” y, en su art.4.4, “El Ministerio de Educación y Ciencia podrá formalizar, asimismo, convenios con Diputaciones, Ayuntamientos y otras Entidades públicas o privadas a efectos de la realización del referido programa”.

Posteriormente serían las comunidades autónomas quienes gestionarían dichos convenios. Por ejemplo, en Castilla-La Mancha está la Ley 23/2002, de 21 de noviembre, de Educación de Personas Adultas de Castilla-La Mancha (Disposición derogada), que en el Artículo 13, Actuaciones de Educación de Personas Adultas, se especifica lo siguiente: “A los efectos de la presente Ley, se entiende por Actuación de Educación de Personas Adultas aquella acción educativa temporal que se realice en colaboración con una Administración Local o Institución privada sin ánimo de lucro. La Consejería competente en materia de Educación podrá convocar subvenciones y suscribir convenios de colaboración con estas entidades con el fin de organizar y financiar Actuaciones de Educación de Personas Adultas”.

Estos convenios fueron de gran ayuda para los habitantes de los pueblos, más o menos alejados de las grandes poblaciones y de la capital de provincia donde se encuentran los CEPA y que no podían acceder a una titulación básica. También accedían a estos convenios asociaciones sin ánimo de lucro como la Fundación Secretariado Gitano. El profesorado contratado estaba coordinado con el Centro de Adultos al que pertenecía la localidad. Esta labor se realizaba en la Universidad Popular al igual que otros tantos cursos programados dependientes de subvenciones concedidas por cualquier otra consejería: Bienestar Social, Igualdad, Desarrollo Sostenible, etc., y siempre con el objetivo de formar y culturizar a las clases sociales más desfavorecidas y con menos recursos.

Algunas estrategias metodológicas son:

  • El aprendizaje dialógico. El medio de aprendizaje que se utiliza es el diálogo y el trabajo en grupo, siempre en un clima de igualdad y de colaboración mutua.
  • Los procesos de autoaprendizaje. Se tiene en cuenta el aprendizaje autónomo.
  • La relación entre aprendizaje y experiencia. Se parte de los conocimientos previos, es decir, de la cultura y experiencia que la persona tiene.
  • La reflexibilidad crítica. Hace referencia al análisis crítico sobre el pensamiento de uno mismo y el de la sociedad.
  • La participación. El alumnado participa en la acción formativa y en la toma de decisiones sobre el diseño, desarrollo y evaluación.

Hay una amplia oferta formativa que se lleva a cabo mediante una extensa programación de actividades socioculturales que se realizan a través de cursos, talleres de nuevas tecnologías, pintura, fotografía; conferencias, debates, encuentros, exposiciones, rutas, deporte, cine, teatro, clubes de lectura, de ocio y tiempo libre, etc. De esta forma, se pone la ciencia y la cultura a disposición de las personas adultas de cada localidad para dar respuesta a los objetivos y finalidades de ellas: necesidades personales y laborales, acceso a la ciencia, la cultura, la tecnología, el conocimiento de las tradiciones y cultura autóctona, el valor del conocimiento de sí mismo y la posibilidad de abordar de forma crítica los problemas sociales y políticos del momento.

También es importante destacar la función que hace la Universidad Popular con respecto a la animación sociocultural. Según Pérez Serrano y Martín (1990:38), surge como una necesidad social debido, sobre todo, a:

  • “El gran desarrollo industrial y urbano.
  • Los cambios sociales y tecnológicos.
  • La mutación económica y cultural de las sociedades modernas.
  • La masificación.
  • La necesidad que siente el hombre actualmente de adaptarse al cambio, no solo para comprender la sociedad de su tiempo, sino también para colaborar activamente en la transformación de la misma”.

Pero más allá de su cometido educativo, las Universidades Populares cumplen una importante función como centro de comunicación, socialización e integración, especialmente en estos tiempos que se caracterizan por una creciente desintegración y falta de solidaridad.

El aprendizaje a lo largo de la vida. La Universidad Popular como centro de educación y difusión de la cultura para personas adultas

Tradicionalmente, se pensaba que en las únicas etapas en las que las personas podían aprender y optar a una formación educativa era en la infancia y la juventud. Sin embargo, esto no es cierto, ya que, se puede aprender en todas las etapas de la vida e incluso en la edad adulta a fin de contribuir, con la educación y la formación, a una sociedad mejor que permita una mejor convivencia entre las personas y convertir la diferencia en riqueza. En la actualidad, con una sociedad pluricultural, es a través de la educación como se puede superar esa diversidad de pensamiento, cultura, etcétera, con la finalidad de llegar a un enriquecimiento mutuo.

La educación de los adultos responde a múltiples definiciones: es el sustitutivo de la educación primaria para una gran parte de los adultos en el mundo; es el complemento de la educación elemental o profesional para numerosos individuos que solo han recibido una enseñanza muy incompleta; prolonga la educación de aquellos a quienes ayuda a hacer frente a las exigencias nuevas de su medioambiente; perfecciona la educación de quienes poseen una formación de alto nivel; constituye, en fin, un modo de expresión individual para todos.

Faure et Deloir., 1973: p. 289

El concepto “aprender” se entiende como la posibilidad de avanzar para dar solución a nuevos retos. No hay un límite de edad para aprender, por lo que hay que valorar el aprendizaje a lo largo de la vida y la educación de personas adultas, porque es indispensable en la sociedad del conocimiento, la cual se debe unir con la “sociedad del aprendizaje”.

En la 5.ª Conferencia Internacional sobre Educación de Personas Adultas se señaló que “El derecho a la educación es un derecho universal de todas las personas”. La Universidad Popular da esa oportunidad, incluso a aquellos grupos de exclusión social, al ayudarles a superar la falta de oportunidades, responder a la evolución acelerada a las transformaciones socioculturales y económicas para facilitar el equilibrio en el desarrollo humano. El aprendizaje se dirige hacia las mujeres, personas mayores, inmigrantes y otros colectivos menos atendidos en el sistema educativo formal.

El proceso de aprendizaje de la “educación no formal” intenta desarrollar la creatividad y la imaginación a cualquier edad a fin de avanzar en temas que afectan al desarrollo de las personas y de la sociedad. Por tanto, aprender ofrece más oportunidades de elección en la vida y facilita la libertad.

Según la Comunicación de la Comisión Europea, los objetivos del aprendizaje a lo largo de la vida son:

  • Desarrollo personal.
  • Ciudadanía activa.
  • Integración social.
  • Empleabilidad y adaptabilidad al mundo laboral.

Desde el punto de vista personal, disfrutar del aprendizaje hace crecer la autoestima, la confianza en sí mismo y la sensación de pertenencia a un grupo social, y desde el punto de vista social, el aprendizaje ayuda a mejorar, disfrutar y aprovechar la convivencia. Es un elemento esencial del desarrollo democrático para la transmisión de normas, valores, relaciones personales, consolidación de costumbres, etc., que conforman cada realidad cultural.

Otra característica del aprendizaje es que permite avanzar a los grados superiores en el sistema de educación formal con la cualificación necesaria para acceder al mundo del trabajo. Por tanto, se puede afirmar que el aprendizaje tiene un aspecto económico, ya que contribuye al desarrollo de la economía, la mejora de la empleabilidad y el aumento de la productividad. Actualmente, un objetivo prioritario en Europa es favorecer la empleabilidad, que no solo es enseñar un empleo o una ciencia, sino aprender a desarrollar las capacidades básicas o competencias clave que faciliten esa empleabilidad.

El aprendizaje contribuye al desarrollo personal, económico y social, mejora la calidad de vida y el bienestar físico, psíquico, social y económico. Según esto, Delors expresó que “La educación encierra un tesoro” a la hora de aprender a ser, a vivir y a convivir con los demás.

La red de centros oficiales y concertados dependientes del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte o de las comunidades autónomas, así como las academias y escuelas privadas homologadas, pueden otorgar los certificados y titulaciones de los aprendizajes los diferentes cursos realizados. Por otro lado, el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y el Ministerio de Asuntos Sociales, a través del Instituto Nacional de Empleo, oferta cursos de formación para personas desempleadas y sus certificaciones, en diversas cualificaciones profesionales. También los ayuntamientos ofrecen cursos de formación para el empleo y apoyan la educación no formal, pero solo pueden certificarlos en el caso de convenios con la autoridad educativa. Esta formación se lleva a cabo a través de la Universidad Popular, lugar donde las personas adultas comparten sus experiencias vitales en procesos de participación, educación, enseñanza y aprendizaje para desarrollarse, integrarse y ser más productivas socialmente en su entorno.

En los procesos de educación de adultos y aprendizaje a lo largo de la vida, en cuanto a la intencionalidad de contribuir a una sociedad más igualitaria, justa y democrática, hay que destacar y valorar la necesidad del compromiso social y político para llegar a una transformación social.

Claves para la coeducación en la Universidad Popular del siglo XXI

Uno de los principios pedagógicos en los que se basó la primera Universidad Popular era el del “régimen de la coeducación”. En aquel momento, el concepto de coeducación hacía referencia a una “construcción” que daba la oportunidad de acceder a una formación educativa a hombres y mujeres. Pero no se hablaba de una igualdad entre ambos sexos.

En el diccionario de la Real Academia Española, el término “coeducación” aparece en 1925 como “Educación que se da a los jóvenes de uno y otro sexo”. Pero este concepto, que fue cambiando según iba cambiando la sociedad a tenor de la evolución de la teoría feminista (El 20 de octubre de 1918 nace la primera organización feminista a nivel estatal, la Asociación Nacional de Mujeres Españolas). Mujeres como Concepción Arenal, Victoria Kent, Belén Sárraga, Carmen de Burgos, Clara Campoamor, entre otras, lucharon para que estas tuvieran los mismos derechos que los hombres, por una sociedad más igualitaria y, así, más justa. Y para ello, la educación tenía un papel muy importante.

En los años 70 hay un cambio en la Ley de Educación y el movimiento feminista analiza cómo la igualdad anula la diferencia y comienza a definir los problemas reales que tienen las mujeres iniciando el camino hacia una nueva práctica educativa: la coeducación. Según Cremades (1995:34), coeducar significa que todas las personas sean educadas por igual en un sistema de valores, de comportamientos, de normas y experiencias que no esté jerarquizado por el género social, lo que significa eliminar el predominio de un género sobre otro.

Para que una sociedad crezca y se desarrolle adecuadamente, en libertad, se ha de basar en el respeto y la igualdad entre las personas, y para ello es fundamental educar en dichos principios desde edades muy tempranas, para que, cuando se llegue a la edad adulta, no sea difícil mantenerlos. María Zambrano decía que educar es preparar para la libertad, preparar a cada chico y a cada chica para que sea quien desea ser, para que “se despierte a la realidad en modo tal que la realidad no sumerja su ser, el que le es propio, ni lo oprima, ni se derrumbe sobre él”. (Blanco García, 2007). Por tanto, la coeducación debe ser un esfuerzo de toda la sociedad: familia, centros educativos, medios de comunicación, Administración pública, etc. Para educar en igualdad hay que tener claro que a hombres y mujeres solo los diferencia su sexo; pero, como personas, son iguales y pueden ser educados con los mismos valores. Desde el Instituto de la Mujer, en 2007, se habla de educación y se dice:

Por educación se entiende la propuesta pedagógica actual para dar respuesta a la reivindicación de la igualdad realizada por la teoría feminista, que propone una reformulación del modelo de transición del conocimiento y de las ideas desde una perspectiva de género en los espacios de socialización destinados a la formación y el aprendizaje.

Instituto de la Mujer, 2007.

Gracias al empeño de tantas mujeres por conseguir la igualdad y que su papel sea visible en la sociedad (sus reivindicaciones, luchas, iniciativas y los avances hechos para conseguir una sociedad más igualitaria) ha hecho que el siglo XX haya sido el siglo de la mujer. Y para seguir avanzando en este terreno en el siglo XXI hay que consolidar las bases que se comenzaron a construir en el siglo anterior a fin de conseguir una sociedad en la que los derechos humanos y la igualdad, en todos sus ámbitos, sea una realidad definitiva. También la educación ha sido, es y será fundamental para conseguirlo. Leyes como las de educación, la integral contra la violencia de género del 1/2004, la de la igualdad definitiva de hombres y mujeres del 3/2007 y el plan estratégico de igualdad de oportunidades (2008-2011) hacen que se pueda ir consolidando dicha igualdad.

A lo largo de la historia en las Universidades Populares se ha dado esa igualdad de oportunidades a hombres y a mujeres para que pudieran acceder a una formación, cultura y educación. Sobre todo, a superar el analfabetismo que en las mujeres era superior al de los hombres. Y siempre se ha favorecido la conciliación del aprendizaje con otras responsabilidades y actividades propias de la vida adulta. Además, la Universidad Popular ha podido servirlas de trampolín para acceder a otros estudios superiores en centros educativos reglados. En el siglo XXI las expectativas de las mujeres son mucho más amplias al llegar a sectores de la sociedad que, anteriormente, les era imposible acceder a fin de demostrar su potencial y su valía para gestionar y realizar cualquier actividad que se proponga.

Tras este recorrido en el que se ha analizado la labor educativa que han desarrollado las Universidades Populares ―sobre todo, en el mundo rural― con miras al futuro de una sociedad diferente y siempre con la idea de avanzar en el ámbito de igualdad para erradicar definitivamente las diferencias entre las personas por razón de sexo, se van a proponer unas claves para una Universidad Popular educativamente igualitaria:

  • Conocimiento de la realidad concreta de cada localidad para hacer frente a sus necesidades y así elaborar un programa de actividades teniendo en cuenta el uso no sexista del lenguaje.
  • Análisis del nivel educativo y cultural de cada comunidad para realizar programas de alfabetización, consolidación de conocimientos y preparación para acceder a una educación formal superior. Para ello sería necesario que los ayuntamientos establecieran, en materia de educación, un convenio con la Consejería de Educación, Cultura y Deporte de su comunidad autónoma mediante una oferta educativa que atraiga a los y las jóvenes de la localidad para paliar las deficiencias educativas generadas por el fracaso escolar.
  • Creación de espacios de confianza y relación donde los hombres y las mujeres desarrollen sus habilidades y destrezas para contribuir a desarrollar un pensamiento crítico ante el sexismo.
  • Fomento de la equidad y la inclusión. Esto supone evitar cualquier desigualdad. En el caso de población inmigrante en una localidad, la Universidad Popular ha de dar respuesta a sus necesidades a través de programas de sensibilización social prestando especial atención a las mujeres que, por su cultura, pueden tener dificultades para integrarse en la comunidad.
  • Desde la educación se puede ayudar a las personas a desarrollarse de forma íntegra a partir siempre de sus capacidades, su condición física, social, económica y emocional.
  • Diálogo entre la Administración local y las personas interesadas con el objetivo de escuchar sus propuestas según sus intereses en materia de formación con el fin de programar debidamente los cursos, sobre todo, aquellos en los que, por tradición, no tienen cabida las mujeres.
  • Desde la Universidad Popular se puede ayudar a recuperar las tradiciones propias de la localidad y comarca a través de la información y la enseñanza de las personas mayores a las más jóvenes sin mostrar diferencias por razón de sexo (oficios perdidos, música, canciones, elaboración de comidas, etc.) y abrir así una puerta para un posible negocio que sirva para quedarse en la localidad.
  • Creación de itinerarios formativos en entornos locales adecuados para los formadores y formadoras de esos conocimientos básicos demandados por los ciudadanos y las ciudadanas para poder acceder a un empleo.
  • Promover grupos de trabajo donde se organicen actividades en materia de igualdad y prevención de la violencia de género.
  • Velar por el bienestar físico y emocional de las mujeres. Para ello se pueden hacer actividades de educación física y talleres para gestionar las emociones. Además, integrar programas para el desarrollo afectivo-sexual y que la sexualidad deje de ser un tabú.
  • Contribuir a la conciliación familiar para que a las mujeres que tengan hijos e hijas menores no les resulte un impedimento asistir a la Universidad Popular. Para ello sería conveniente crear un espacio de juego en el centro con un monitor o monitora para hacerse cargo de los niños y niñas durante ese tiempo.
  • La figura del animador o animadora sociocultural es fundamental para programar y desarrollar actividades relacionadas con la resolución pacífica de conflictos y fomentar el respeto a la dignidad entre personas de cualquier condición sexual. También para que personas adultas y jóvenes se impliquen y participen en programas de animación sociocultural (animación a la lectura, proyección de películas con cinefórum, teatro, entre otras).
  • Para llegar a conseguir la igualdad plena entre personas sería necesario conocer qué idea tiene cada una de ellas acerca de los roles que tienen los hombres y las mujeres en la sociedad, que son preconcebidos durante la infancia y arrastrados de generación en generación. A través de los talleres literarios con una dinámica de grupo adecuada, imaginación y creatividad, las personas pueden expresar lo que piensan y lo que sienten ante cualquier aspecto de la vida y, sobre todo, en lo referente a la relación de igualdad entre las personas.
  • Potenciación y valoración de la autonomía personal y de la independencia económica de las mujeres, además de hacerlas más visibles en la sociedad en la que se desenvuelven.
  • Formar, educar y concienciar a las mujeres, jóvenes y adultas, de que son una parte importante de la sociedad y hacer que afloren los valores fundamentales de su personalidad para conseguir sus sueños e ideales.
  • Poner en valor las habilidades y destrezas que poseen las mujeres para que la sociedad cambie hacia un mundo más justo.
  • La innovación como una oportunidad para la igualdad. La Universidad Popular apoyará e informará de los cauces legales necesarios para realizar cualquier iniciativa cultural, recreativa o de empleo generada por mujeres y que puede ser buena para superar las barreras que se pueden encontrar en la sociedad.
  • Las nuevas tecnologías son una herramienta imprescindible para desenvolverse sin dificultad en la búsqueda de nuevas oportunidades, así como para tener la posibilidad de adquirir nuevos aprendizajes en cursos de formación y obtener una titulación homologada para conseguir un empleo. También para aprender a manejarse en las redes sociales y poder acceder a las páginas de los organismos oficiales para pedir una cita, acceder al historial médico, ver resultados, hacer una instancia, etc. Esto ayudará a las mujeres a superar las deficiencias educativas y culturales que pueden tener por su condición socioeconómica. La Universidad Popular contribuirá al desarrollo de un futuro mejor, sobre todo, para las mujeres del medio rural.

Para concluir, he de decir que la clave principal para que una sociedad pueda progresar es la educación y la cultura. La Universidad Popular contribuye a que la formación educativa y cultural de las personas que habitan en una localidad sea permanente. Pero también contribuye a que las personas, sobre todo las mujeres, tengan una actitud diferente ante la vida y sean conscientes de su capacidad para asimilar contenidos nuevos que les ayuden a avanzar en su desarrollo personal y social, eliminar la dependencia, el miedo y poder moverse en cualquier espacio con libertad.