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La alimentación sostenible, clave para la salud ambiental, humana y para el desarrollo del medio rural
Olga Estrada Clavería

Olga Estrada Clavería

Licenciada en Medicina y Cirugía. Máster en Gestión de Reservas, Espacios Naturales y en Educación Ambiental. Coordinadora CEA Ítaca-José Luis Iranzo.

Rosa Espés Espallargas

Rosa Espés Espallargas

Diplomada Universitaria en profesorado de E.G.B. Posgrado Diploma Experto Universitario en Educación de Personas Adultas. Coordinadora de actividades Universidad Popular de Andorra.

La alimentación sostenible, una de las metas de la Agenda 2020-2030

En 2015 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobaba la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que incorporaba 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), unos objetivos globales centrados en erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar el bienestar de todas las personas y países. Se ha propuesto el 2030 como la fecha clave para haber conseguido llevarlos a buen puerto.

Todos los objetivos están relacionados entre sí, de tal manera que el trabajo realizado para cada uno de ellos puede generar avances o retrocesos en el resto. 

La Agenda 2030 incorpora de manera integrada e interrelacionada las tres dimensiones de la sostenibilidad:económica, social y medioambiental. La alimentación sostenible es una de las metas que se propone y que se contempla a través de varios objetivos:

Objetivo 2: Hambre cero. Pone el énfasis en acabar con el hambre y con las diferentes formas de malnutrición e incorpora metas específicas dirigidas a promover la sostenibilidad de los sistemas de producción, el mantenimiento de los ecosistemas, la mejora de la calidad de los suelos, la conservación de la biodiversidad y la adaptación al cambio climático.

Objetivo 12: Producción y consumo responsables. Pretende promover las producciones y consumos sostenibles frente a las grandes economías globales que generan una grave degradación ambiental sobre el planeta y que están poniendo en peligro la supervivencia de nuestra especie. Algunos datos:

  • Un tercio de toda la comida producida anualmente, unos 1300 millones de toneladas, acaba en los cubos de basura, tanto de minoristas como de consumidores, o estropeada debido a las malas condiciones del transporte.
  • Si la población mundial llega a alcanzar los 9600 millones de personas en 2050, podrían llegarse a necesitar tres planetas con sus respectivos recursos naturales para poder mantener el mismo ritmo de vida actual.

Se trataría, finalmente, de desvincular el desarrollo de los países de la degradación medioambiental promoviendo estilos de vida más sostenibles y haciendo un uso mucho más eficaz de los recursos naturales. La transición hacia economías verdes y con bajas emisiones de carbono pueden también contribuir sustancialmente a la mitigación de la pobreza y el hambre en el mundo.

Objetivo 14. Vida submarina. Conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos.

Los océanos son claves a la hora de hacer de nuestro planeta un lugar habitable al regular el ciclo del agua, el clima, las lluvias, el agua potable, los litorales, etc. Proporcionan una buena parte de nuestra comida y del oxígeno que respiramos. Sin embargo, es uno de los ecosistemas más sobreexplotados y contaminados, tanto por la pesca intensiva como por las afecciones medioambientales, la contaminación y acidificación de las aguas, generadas tierra adentro, pero que acaban impactando gravemente en su composición y funcionamiento.

Su gestión adecuada es básica para la conservación de este recurso esencial en el mundo, y es imprescindible la sostenibilidad de la explotación pesquera y frenar la contaminación y la destrucción de los sistemas costeros.  La biodiversidad marina es vital para la salud humana y ambiental.

Objetivo 15. Vida de los ecosistemas terrestres. Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras, detener la pérdida de biodiversidad.

Preservar los ecosistemas es una de las prioridades, junto a hacer frente a la grave situación de desertificación que año a año avanza mundialmente.

La interdependencia existente entre todos los ecosistemas, sean naturales o cultivados (y máxime cuando la forma de producción mundial se basa en la obtención de tierras de cultivo procedentes de la deforestación) conlleva graves repercusiones sobre los recursos naturales.

Tras pandemias de origen zoonótico, como la producida por el coronavirus, se hace aún más urgente la conservación y protección de los ecosistemas terrestres en vista de que tras el origen de ellas podría estar la pérdida de especies animales intermedias entre las especies portadoras y la especie humana, dada la grave amenaza a la que se enfrenta la fauna silvestre. 

La sostenibilidad de nuestra alimentación está también relacionada con la gestión del agua y de la energía, con la salud, la igualdad de género y el empleo digno, entre otras.

Por todo ello se hace imprescindible una transformación del sistema agroalimentario que modelos de consumo sostenibles puedan propiciar. Las dietas más adecuadas para nuestra salud coinciden con las más adecuadas para el planeta.

Según el Comité de Seguridad Alimentaria Mundial de Naciones Unidas, para que un sistema alimentario sea sostenible en el presente debe garantizar la seguridad alimentaria y la nutrición de todas las personas sin poner en riesgo las bases económicas, sociales y ambientales que permitan la seguridad alimentaria y la nutrición adecuada a las generaciones futuras.

El sistema actual de producción de alimentos forma parte de una economía globalizada y deslocalizada que persigue a toda costa incrementar la producción agrícola y ganadera de manera ilimitada, poniendo en riesgo la propia producción alimentaria a medio y largo plazo debido a la utilización de prácticas insostenibles que generan graves impactos ambientales: contaminación de suelos y aguas por el uso intensivo de agrotóxicos y pesticidas; incremento de emisiones de CO2 asociadas al uso de combustibles fósiles y de otros gases de efecto invernadero, como el metano, producido en gran medida por la ganadería intensiva; pérdida de biodiversidad, silvestre y cultivada, deforestación, etc. A su vez, este modelo genera una gran dependencia alimentaria de países externos en detrimento de la necesaria soberanía alimentaria de los pueblos. De igual forma, incrementa las pérdidas económicas por el grave despilfarro alimentario que genera, sin conseguir solucionar el problema del hambre en el mundo.

Muchos de los alimentos viajan miles de kilómetros antes de llegar a la mesa de los consumidores, lo que genera una mayor insostenibilidad económica y ambiental debidas al incremento de las emisiones de gases con efecto invernadero.

La industria cárnica, a su vez, genera graves repercusiones sociales, de salud y medioambientales, a la que se suma, además, el maltrato ocasionado a los animales, el acaparamiento de tierras, talas abusivas, uso insostenible del agua, contaminación de acuíferos, etc., que ocasionan también pérdidas en el entramado de las economías locales.

El actual modelo de producción y consumo que invita a un “consumismo” despilfarrador de recursos y genera a la vez cantidades ingentes de residuos por los excesivos embalajes, acaba afectando a la salud humana dada la baja calidad de los alimentos y a su procesamiento industrial, que contribuye a incrementar diversos problemas de salud, como la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares, etc.

Frente a este modelo de producción insostenible liderado por grandes empresas, se pretende promover modelos más acordes a la producción agropecuaria vinculada a la agricultura familiar y campesina, más amigable con la conservación de los recursos naturales y con la generación de economías locales diversificadas que pueden contribuir a un mejor desarrollo del mundo rural.

Los datos de producción sitúan a los pequeños agricultores como productores del 70 % de los alimentos en el 25 % de las tierras en el mundo.

En abril de 2021 fue la Comisión Europea quien presentó el Pacto Verde con el objetivo de impulsar el consumo y la producción ecológica en todo el territorio europeo y marcó como meta el cultivo en ecológico del 25 % de las tierras agrícolas de aquí a 2030.

El aumento del consumo de productos ecológicos se considera crucial para animar a los agricultores a adoptar una agricultura sostenible y aumentar, así, su rentabilidad y resiliencia; por ello, el Plan de Acción propone medidas concretas destinadas a impulsar la demanda, mantener la confianza de los consumidores y acercar los alimentos ecológicos a la ciudadanía.

Otro modelo de producción y consumo es posible

Tras conocer los problemas que genera la producción alimentaria en el mundo, podemos deducir la gran necesidad de promover otros modelos de producción y consumo vinculados a la soberanía alimentaria de los pueblos, definida como “el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica y a poder decidir sobre su propio sistema alimentario y productivo”. Las producciones locales agroecológicas, artesanas, de calidad, sin duda encuentran el medio idóneo de producción en el medio rural siendo una de las posibles vías de diversificación económica a medio y largo plazo.

Según la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), la agroecología es una disciplina científica a la par que un movimiento social cuyo objetivo es promover sistemas agrícolas sostenibles que optimicen y estabilicen la producción y promuevan, al mismo tiempo, la justicia social, la identidad y la cultura de cada pueblo. Los campesinos son quienes disponen de una sabiduría ancestral relacionada con los cultivos propios de sus territorios y son, por lo tanto, elementos claves en la investigación y en la producción ecológica.

Un consumo basado en la producción de cercanía (definida como “km 0”) beneficia a la salud ambiental y humana, además de potenciar economías circulares y más solidarias.

Los alimentos km 0 son aquellos cuya principal característica se basa en la poca distancia que hay entre su lugar de producción o de recolección y el punto de venta o de consumo final. Se consideran así los producidos en 100 km a la redonda. Este círculo se va ampliando según las necesidades de alimentos y la dificultad para obtenerlos de manera local. El concepto nació vinculado al movimiento Slow Food, que contempla, además de la producción sostenible, la procedente del comercio justo y el compromiso ético con los productores y artesanos locales.

Respecto a la economía circular, se trata de un modelo de producción y consumo que lleva implícito, principalmente, la reducción del uso de recursos y la promoción de la reutilización, reparación, alquiler, reciclado, etc. Se basa en el alargamiento de la vida útil de cada uno de los materiales y productos, de tal manera que cuando lleguen al final de su vida vuelvan, una y otra vez, a reutilizarse creando un valor añadido y haciendo frente a la conocida como “obsolescencia programada”. Contrasta con el actual modelo de producción basado en el concepto de “usar y tirar” que genera ingentes cantidades de residuos y consumos energéticos desorbitados.

Una experiencia de promoción de la producción y el consumo ecológicos locales

El CEA (Centro de Estudios Ambientales) Ítaca – José Luis Iranzo y la Universidad Popular de Andorra han sido pioneros en la organización en la provincia de Teruel de diversas actividades para promover un modelo de alimentación ecológica y de cercanía, algunas de ellas subvencionadas por los programas del 0,7 % IRPF de la FEUP (cursos de formación y talleres de cocina, entre otros). Otra de las iniciativas que hay que destacar, en colaboración con otras entidades, es la puesta en marcha de un mercado local y agroecológico que se iniciaba con una periodicidad anual en 2009 y que, a partir de 2017, pasó a realizarse mensualmente en Andorra.

Actividades llevadas a cabo desde 2009

Los programas, cursos y diversas actividades realizadas contemplan objetivos comunes vinculados a un consumo consciente, sostenible y respetuoso con la salud ambiental y humana que, a la par, incentive a los agricultores del medio rural a optar por ese modelo de producción.

Entre los objetivos específicos destacan:

  • Concienciar sobre la necesidad de una alimentación ecológica respetuosa con la salud ambiental y humana.
  • Promocionar el uso de alimentos de cercanía (kilómetro 0).
  • Recuperar el patrimonio gastronómico de la comarca de Andorra-Sierra de Arcos y su entorno más cercano y, por extensión, de la provincia de Teruel y de todo Aragón.
  • Promover la biodiversidad cultivada mediante la recuperación y cultivo de semillas de especies autóctonas perdidas.
  • Fomentar el consumo responsable.
  • Vincular, a través de las actividades, a los productores/as y productos del agromercado con la ciudadanía.
  • Generar intercambio de propuestas y necesidades entre productores y ciudadanos/as.
  • Introducir otros hábitos sostenibles para hacer frente a la actual crisis climática y ambiental en general.

1. Programa de talleres: La cocina de la Tierra. Se trata de un programa de talleres dirigidos a personas adultas y a público familiar que se llevan a cabo con una periodicidad anual y que duran uno o dos meses; se imparte un taller a la semana, con la excepción de los años 2020-2021 por la irrupción de la pandemia. La mayoría se han realizado a través de los programas del 0,7 % IRPF de la FEUP.

La nominación de este programa que utiliza la palabra “Tierra” hace referencia a dos conceptos: “producción agrícola” y “salud ambiental locales», a la par que globales, y hace referencia al planeta Tierra.

En cada uno de los talleres se trabaja acerca de:

  • Los productos de cercanía km 0, en general.
  • Los productos en ecológico.
  • Las recetas tradicionales.
  • Recetas innovadoras con los productos locales.
  • La reducción de residuos y el correcto reciclaje.
  • La reducción de las emisiones de CO2 desde nuestros hogares.

Cada receta contempla información relativa a su realización, a la capacidad nutritiva de los productos utilizados y a sus repercusiones beneficiosas sobre la salud ambiental y humana, integrando en todo momento a personas con diferentes filosofías de vida (veganas, vegetarianas, etc.) o con patologías, como diabetes, colesterol alto, alergias alimentarias, etc.

La mayor parte de los programas han sido impartidos por la cocinera del único restaurante ecológico y casa de turismo rural sostenible de la provincia de Teruel: Belén Soler, del restaurante La Ojinegra, de Alloza, coordinadora actual del Mercado local y agroecológico norte Teruel.

Con vistas a próximas ediciones esperamos contar para la impartición con alumnas y alumnos del ciclo de Hostelería del I.E.S. Pablo Serrano de Andorra, que, desde hace cinco años, forma parte del grupo promotor del citado agromercado.

2. Promoción de la creación de un grupo de consumo en ecológico: Ecoyundar, surgido en unas jornadas organizadas por el Centro Ítaca en torno a la búsqueda de “Alternativas sostenibles en los territorios mineros”, celebradas en 2013. Actualmente agrupa de 16 familias.

3. Colaboración en la organización de eventos como los ecoencuentros. Jornadas de consumo en ecológico de grupos de todo Aragón, como los celebrados en mayo de 2018 y en junio de 2021.

4. Programa Formativo SARA. FEUP. Curso: “Ayudante de cocina. La cocina de la Tierra, sostenible y saludable”. Realizado de enero a junio de 2016.

El programa pretendía contemplar un aprendizaje novedoso vinculado a una alimentación saludable, equilibrada y basada en las producciones locales, entre ella la ecológica, y en la generación de un bajo impacto ambiental fomentando, además, la incorporación a un mercado laboral cada vez más exigente y especializado. Contó con la participación 24 mujeres desempleadas, con una edad media de 51 años, de Andorra y de municipios cercanos, una parte de ellas de perfil vulnerable.

El programa, además de formar y despertar el interés entre las participantes, tuvo un impacto importante en el entorno, ya que se realizaron prácticas en comedores colectivos, como la residencia de la tercera edad, la escuela infantil, el comedor escolar, el I.E.S. de Andorra o un CRA comarcal (Colegio Rural Agrupado), donde, durante el periodo de duración de las prácticas, se hicieron cambios en beneficio de la salud ambiental y humana, entre ellos: complementación de los proveedores habituales con los productores locales y ecológicos, elaboración de menús más saludables y con bajo impacto ambiental, entre otros. Algunas de estas propuestas han continuado en los centros tras la finalización del programa.

5. “Cocinando cultura. Curso de cocina intercultural, sostenible y saludable”, FEUP. Organizado en colaboración con los Servicios Sociales de la Comarca Andorra-Sierra de Arcos en el año 2017.

El objetivo fundamental de este curso fue establecer un espacio de intercambio intercultural entre la cocina de los diferentes países representados por las mujeres inmigrantes residentes en Andorra y municipios cercanos (Marruecos, Pakistán, Sáhara, etc.), además de seguir promoviendo hábitos saludables y sostenibles en los hogares. Participaron 15 mujeres. Se complementó con jornadas de intercambio gastronómico con mujeres de Andorra y de la zona.

Se unieron al citado objetivo los siguientes:

  1. Motivar la participación de las mujeres inmigrantes en actividades socioculturales del municipio.
  2. Facilitar el intercambio de la lengua y de saberes interculturales en relación con la cocina.
  3. Promover su integración en la sociedad andorrana.
  4. Formar para la incorporación al mercado laboral.
  5. Sensibilizar frente al consumo de productos locales.
  6. Concienciar sobre hábitos sostenibles en el hogar.

6. Mercado local y agroecológico norte Teruel. El agromercado, como se ha comentado anteriormente, se inició en 2009 y se promovió desde el Centro Ítaca en colaboración con la Universidad Popular de Andorra. Se realizó con la colaboración del grupo Leader ADIBAMA (Asociación para el Desarrollo de Bajo Martín y Andorra-Sierra de Arcos), la Agencia de Desarrollo Comarcal de la comarca de Andorra-Sierra de Arcos, el restaurante ecológico El Morral de la Ojinegra de Alloza y UAGA (Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón).

En sus inicios tuvo una periodicidad anual, pero a partir de 2017 pasó a hacerse todos los terceros jueves de mes en la Plaza del Regallo de Andorra.

El objetivo fundamental de esta propuesta es fomentar la conciencia social hacia un consumo sostenible y respetuoso con el medioambiente, a la par que promover la soberanía alimentaria desde lo local al contribuir a generar un acercamiento e interrelación entre proveedores y consumidores del territorio descrito.

Pretende ser un punto de referencia en toda la provincia de Teruel para la venta y difusión del producto ecológico, ya que fomenta la conversión del territorio a prácticas agrarias sostenibles al estar invitados a participar:

  • Productores y transformadores ubicados en Aragón que tengan certificado ecológico o que estén en el segundo año de conversión.
  • Productores y transformadores ubicados en Aragón que cuenten con un sistema participativo de garantía avalado por una entidad o grupo de consumo de Aragón.
  • Productores y elaboradores que trabajen con variedades locales o razas autóctonas y con criterios de sostenibilidad.
  • Distribuidores, siempre y cuando expongan solo productos certificados ecológicos o avalados con un sistema participativo de garantía, y que den prioridad a los productos hechos en Aragón.

Actualmente, forma parte del programa “Pon Aragón en tu mesa” de los Grupos Leader y está financiado por ADIBAMA y el Gobierno de Aragón desde los fondos europeos FEADER.

En la actualidad forman parte del agromercado 18 productores ecológicos de aceite, quesos, frutas y hortalizas, conservas vegetales, jamón D. O. Teruel, chocolates artesanos, miel, huevos, azafrán y cosmética natural, etc., junto a entidades como ADIBAMA, las comarcas Andorra-Sierra de Arcos y Bajo Martín, Ayuntamiento de Andorra, ciclo de Hostelería del I.E.S. Pablo Serrano de Andorra, restaurante La Ojinegra de Alloza y el CEA Ítaca-José Luis Iranzo.

En torno a este mercado local y agroecológico se organizan variadas actividades de sensibilización: talleres de cocina, yincanas y otras propuestas dirigidas a los centros educativos de la zona, eventos con diversas celebraciones y agroexperiencias (talleres impartidos por los propios productores y productoras en sus propias tierras y empresas para dar a conocer in situ el trabajo que realizan), entre otras.

Cabe destacar la inclusión en el grupo promotor del agromercado del ciclo de Hostelería del I.E.S. Pablo Serrano a través de la integración en su aprendizaje de la realización de menús con productos del mercado local. Cada miércoles ofrecen comidas abiertas al público en el propio comedor del instituto en las que van introduciendo las producciones ecológicas locales.

El papel de las Universidades Populares

Las Universidades Populares pueden promover de manera específica y/o trasversal una alimentación sostenible y un consumo responsable vinculado a las producciones locales a través de la elaboración de programas y de la introducción de hábitos sostenibles en todos los ámbitos y actuaciones que desarrollen.

Los talleres de cocina son una herramienta de primer orden para trabajar tanto la alimentación sostenible y saludable como otros hábitos de salud y medioambientales que hay que tener en cuenta en nuestros hogares, desde la elaboración de dietas a la eficiencia energética, la reducción de residuos, la reutilización, el compostaje, etc.

En la celebración de eventos y festividades pueden utilizarse productos sostenibles, tanto alimentos ecológicos de producción local como utensilios y menaje no contaminantes.

Otro de los ámbitos de interés es promover estos modelos en las colaboraciones que se hagan con otras entidades.

Todas las acciones y programas desarrollados para promover la sostenibilidad alimentaria deberían ampliar su radio de influencia, ir de lo particular a lo colectivo, y, en última instancia, llegar a repercutir en las decisiones políticas, tanto a niveles locales como autonómicos, regionales y globales.

BIBLIOGRAFÍA

Objetivos de Desarrollo Sostenibles. ONU. https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/

Sistemas Alimentarios Territorializados en España. 100 iniciativas locales para una alimentación responsable y sostenible.  CERAI. https://cerai.org/publicaciones-de-cerai/100-iniciativas-sat/

¡Hola, soberanía alimentaria! Dossier para docentes por una educación crítica y transformadora en formación profesional. Justicia Alimentaria. https://redalimentaccion.org/sites/default/files/HOLA%20SOBERANIA%20web.pdf

Dosieres EsF n.º 33. Primavera 2019. El futuro de la alimentación en el mundo. Economistas Sin Fronteras. https://ecosfron.org/portfolio/dossieres-esf-n-o-33-el-futuro-de-la-alimentacion-en-el-mundo/

Dosier: Consumo Responsable en relación con la Soberanía Alimentaria y el Medio Ambiente. Emaús Fundación Social- Gobierno Vasco. https://www.socioeco.org/bdf_fiche-outil-19_es.html

Economía circular. Plan de Acción de la UE. https://ec.europa.eu/environment/strategy/circular-economy-action-plan_en

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