El papel de las Universidades Populares no puede ser el mismo en un entorno social, económico y tecnológico distinto. ¿Pero cómo es ese nuevo mundo? ¿Cómo nos está afectando? ¿Qué posibilidades nos brinda? A continuación, vamos a hacer una inmersión en las claves de la Cuarta Revolución Industrial para poder situar a las Universidades Populares en esta nueva realidad.
Una mirada a las revoluciones industriales en la historia de la humanidad
Durante cientos de miles de años vivimos en la “Revolución Industrial 0”, basada en una tecnología muy básica mediante la que fabricábamos herramientas y utensilios simples a partir de piedra, hueso, arcilla, madera, fibras vegetales, pieles (hachas, cuchillos, anzuelos, puntas de flecha, vestidos…).
De aquí pasamos a otra industria artesanal basada en los metales y en la fabricación de herramientas y utensilios más complejos con el manejo de una nueva técnica que nos permitió ampliar la gama de productos a partir de la fundición de metales, la alfarería, el telar… Sin embargo, todavía estábamos en la “Revolución Industrial 0”, donde la energía para la producción surgía de la fuerza humana y animal auxiliada por máquinas simples (rueda, noria, torno, telar…).
La Primera Revolución Industrial desarrolló la producción en torno a la energía del vapor de agua allá por el siglo XVIII. La Segunda Revolución Industrial introdujo la producción en masa a partir de la energía eléctrica, desencadenando un salto descomunal en la productividad a mediados del siglo XIX. La Tercera Revolución Industrial incorporó las tecnologías de la información para automatizar y computarizar la producción y aparece así la primera generación de robots como fuerza de trabajo.
En la segunda década del siglo XXI inauguramos la Cuarta Revolución Industrial (Industria 4.0) con una generación de máquinas capaces de interactuar y comunicarse entre ellas. Incorpora a la automatización tecnologías como el cómputo en la nube, las redes sociales, la movilidad, el internet de las cosas, la inteligencia artificial y el Big Data. Con ella aparecen las fábricas inteligentes, capaces de reproducir copias virtuales del mundo físico y tomar decisiones descentralizadas en un proceso de cooperación entre máquinas y humanos en tiempo real por internet, y en un entorno con sensores más pequeños y más potentes regido por la inteligencia artificial y el aprendizaje automático.
El principio básico de la Industria 4.0 se basa en conectar máquinas, piezas de trabajo y sistemas, y crear redes de sistemas inteligentes a lo largo de toda la cadena de valor que se pueden controlar de forma autónoma.
La fabricación personalizada. Fabricación 3D
En pocas décadas hemos pasado de un sistema de producción diseminado por el mundo donde las grandes ciudades, regiones y países fabricaban de todo un poco en un sistema difuso a la especialización inteligente que comienza a finales del siglo XX y principios del XXI.
La especialización inteligente concentra la producción difusa de bienes y servicios (automóviles, maquinaria pesada, medicamentos, finanzas, aparatos electrónicos…) en un reducido número de focos en torno a ciudades y regiones. Y esto lo hace en una frenética carrera que lleva a las empresas y países a descubrir aquello en lo que son buenos, y pueden llegar a ser excelentes, para diferenciarse y “superespecializarse”.
En la primera década del siglo XXI irrumpe con fuerza una nueva industria basada en la impresión 3D, uno de los buques insignia de la Industria 4.0, una revolución que va a impactar la producción y la economía y, con ella, el mundo del trabajo, el empleo y las profesiones.
Vamos a pasar de una producción localizada a una producción deslocalizada, de la fabricación masiva a la personalizada. Dos conceptos que, posiblemente, van a convivir durante un largo tiempo.
Lo que está por verse es cómo evolucionarán dos sistemas que parecen contrapuestos (especialización inteligente-localización/fabricación personalizada-deslocalización), toda una incógnita que nos deparará grandes sorpresas y posibilidades que no podemos ni atisbar aún.
El mundo como una gran fábrica
El planeta camina a pasos agigantados hacia su configuración como un gran sistema de fabricación a escala global cuya extensión al universo es cuestión de tiempo, primero a los planetas del sistema solar y luego a la galaxia.
De modo que en cualquier punto de la Tierra podrá producirse un objeto en un sistema organizado entre fábricas locales recurriendo a información compartida en fracciones de segundo. Por ejemplo, desde una impresora 3D de Tombuctú (Mali) podré imprimir una prótesis de un brazo con la información suministrada por otra impresora que está en Boston. Imagínate lo que podremos lograr cuando tengamos interconectadas de esta manera 10 000 000 de fábricas en el mundo capaces de producir 500 000 000 de artículos diferentes. Lo que va a ocurrir es una incógnita, pero de lo que estamos seguros es de que esto cambiará nuestra manera de ver el mundo y relacionarnos con él al abrir la puerta a economías colaborativas, nuevas formas de trabajo y organización, obsolescencia de los estados-nación, prevalencia de las ciudades como entes más eficientes para organizar las actividades humanas, etc.
Los Fab Lab, centros de fabricación que funcionan como un sistema
Un Fab Lab (Fabrication Laboratory) es un espacio de producción de objetos físicos a escala personal o local que agrupa máquinas controladas por ordenadores capaces de fabricar casi cualquier cosa que imaginemos (3D).
La tendencia de la industria del futuro y, por ende, de la Cuarta Revolución Industrial gira ante el concepto de Fab Lab organizados y trabajando juntos a escala planetaria. Un mundo que no ha hecho nada más que comenzar, pero que va a trastocar nuestro paradigma y nuestras coordenadas de pensamiento.
En la actualidad hay más de 1000 Fab Lab en el mundo que están trabajando de manera integrada y conectada. Su progresión será exponencial en los próximos años. Y actuarán coordinadamente hasta configurar un mecano industrial mundial.
Fabricaremos nuestros productos en el lugar en que se necesiten reduciendo el impacto ambiental negativo y la huella de carbono. No será necesario trasladar un producto hasta un puerto para distribuirlo a otro país o continente, con el consiguiente ahorro de energía y costes ambientales.
Los Fab Lab se irán atomizando hasta recuperar el concepto artesano de taller en nuestra propia casa. Tendremos impresoras 3D en el hogar para fabricar utensilios, alimentos, etc. En el marco de la economía colaborativa, podremos compartir impresoras para proveernos de bienes de manera cooperativa con otras personas en un cambio del concepto de “propiedad” por el de “uso” y “servicio”. Lógicamente, habrá otros más especializados (de hecho los hay ya) para operaciones más complejas, por ejemplo, la impresión de órganos humanos que estarán en los hospitales.
La impresión 3D, diversas escalas y aplicaciones a todas las actividades humanas
- Fabricación de órganos humanos y aplicaciones en medicina. Actualmente se ha iniciado la carrera ―ya es posible imprimir piel humana―, pero el proceso continuará imparable con la fabricación de otros órganos (corazones, riñones, hígados…) y otras partes del cuerpo humano (huesos, articulaciones, sangre…).
- Fabricación del vestido y calzado.
- Fabricación de edificios y grandes obras de ingeniería civil.
- Fabricación de alimentos, con lo que se iniciaría una nueva era dorada para la gastronomía y un paraíso para los sibaritas. Imprimiremos comida en los hogares y los restaurantes con las texturas, estilo y presentaciones de los mejores cocineros del mundo.
- Fabricación de tecnología a la carta, aparatos y componentes electrónicos de todo tipo.
Y así hasta sustituir a buena parte de los artículos que salían de los grandes complejos fabriles y se distribuían por el mundo concentrando la economía, los capitales y el poder en pocas manos. La descentralización de la producción abrirá un nuevo escenario de posibilidades de amplio espectro y contribuirá a la dilución de las fronteras centro/periferia y a la democratización de posibilidades para la ciudadanía del mundo. Se tratará de una nueva era en la que el capital será el talento humano, la imaginación, la creatividad, la innovación, el emprendimiento y el liderazgo.
Un mundo en el que la tecnología y las competencias técnicas (ya tenemos toda la disponible para hacerlo) no serán tan decisivas como las competencias genéricas (capacidad de organización, dirección, trabajo en equipo…).
La exploración espacial y la conquista de Marte y otros planetas cercanos van a acelerar el desarrollo de la fabricación 3D en los próximos años (si se estropea una pieza tan lejos no vamos a poder encargarla fácilmente, por lo que tendremos que fabricarlo todo).
En el mundo que viene ―y que ya ha empezado― seguiremos comiendo salmón, filetes de vacuno, pan… Otra cosa será comprobar de dónde saldrán esos alimentos: lo harán de una impresora, sin tener que recurrir al sacrificio de animales (con el coste ambiental que supone en cuanto al consumo de agua, emisión de gases contaminantes…) ni cultivar plantas como lo hacemos ahora.
Y desde el 3D ya solo estaremos a tiro de piedra del 4D (máquinas que se fabrican a sí mismas, materiales inteligentes, energía autogenerada…). Una ciencia que ya no es ficción, sino tecnología. Y es que el salto de la Cuarta a la Quinta Revolución Industrial se está fraguando ya.
Si sabemos leer las tendencias del futuro, tendremos un caudal de posibilidades enormes. Yo te invito a que las explores y a que te conviertas en una persona creativa, innovadora, emprendedora y líder en tu campo, que construyas tu mundo sobre estos pilares, pues, trabajes en lo que trabajes y hagas lo que hagas (política, arte, cultura, deporte, medicina…), tendrás cancha en este mundo que nace.
Los cambios del mundo industrial y su traslación al resto de mundos (geopolítica y geoeconomía)
Todo esto va a traer cambios trascendentales en la geopolítica y el comercio global y las grandes potencias que fabrican artículos para el mundo, como China, tendrán que reorientar su producción y su economía. Se volverán a repartir las cartas para reconfigurar un nuevo orden, con nuevos jugadores y nuevas reglas de juego.
La impresión 3D, la gran aliada de la economía circular
El reciclaje de materiales de todo tipo (fibras, vidrios, plásticos, metales, etc.) será la materia prima de la nueva industria cambiando la cultura de “úsese y tírese” (economía lineal) por la de la utilización circular de los recursos (economía circular).
Los grandes desafíos de la humanidad (la reversión del cambio climático, la salud, la alimentación…) serán más fáciles de abordar y ser convertidos en actividades económicas reales, nuevas ocupaciones y oportunidades.
Escenarios reales de la Cuarta Revolución Industrial y la fabricación 3D
La Agencia Espacial Europea ya ha desarrollado la tecnología para imprimir los ladrillos de la primera colonia permanente en la Luna.
Local Motors ya produce miniautobuses autónomos y eléctricos impresos en 3D.
El Hospital de Sant Joan de Déu, en Barcelona, reproduce tumores en 3D para mejorar la planificación de intervenciones quirúrgicas complejas.
Y todo esto no es más que la punta de lanza para la aplicación del 3D a todas las facetas de la producción humana, incluidas las artísticas y creativas.
Las actividades de almacén y logística se redefinirán a escala global y los costes empresariales y la economía de tiempo y movimiento se replantearán y volverán obsoletas aquellas bases que habían sustentado nuestro modelo productivo desde Taylor a Drucker. Cambiarán los conceptos y las escalas de fabricación y se abrirán paso la producción local y la entrega justo a tiempo contribuyendo a la mejora de los estándares de satisfacción de los clientes. La cadena de valor se rearticulará por completo.
Klaus Schwab en su libro The Fourth Industrial Revolution (La Cuarta Revolución Industrial) nos acerca a nuevas oportunidades, como la distribución del empleo o la seguridad ciudadana.
Especialmente significativa es una encuesta que hace a directivos de compañías sobre el horizonte cercano de la producción 3D y que proporciona los siguientes datos:
- Impresión completa de un automóvil: Según el 84 % de los participantes en la encuesta, este evento se habrá producido en 2025.
- Impresión y trasplante de un hígado: Este hito se producirá en 2025 para un 76 % de los encuestados.
- Impresión del 5 % de los productos de consumo de un hogar: Para el 81 % de los encuestados, se alcanzará en 2025.
Te puedes imaginar cómo afectará todo esto a nuestra vida en cuanto a salud, longevidad, herencias, empleos, trabajos, ocio, educación… Sin duda, nos transformará por completo.
“Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. En su escala, alcance y complejidad, la transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes” (Klaus Schwab).
Cambios radicales en las formas de vida
Un panorama donde todo está por hacer. Volvemos de nuevo a la validez del postulado marxista de que todo cambio en la infraestructura genera transformaciones en la superestructura, en las estructuras sociales, políticas, educativas y organizativas. El problema que enfrentamos es que los cambios en la economía, la producción y el trabajo no vienen acompañados de ajustes en la superestructura, lo que puede generar tensiones y conflictos de gran escala.
Los frenos a la universalización y democratización de las oportunidades que nos trae este tiempo se deben a la falta de visión y liderazgo por parte de los responsables de nuestras instituciones y organizaciones al no hacer los cambios en la educación y el rediseño de las políticas públicas para abrazar el nuevo mundo y sus oportunidades.
Pese a la inacción política y la falta de liderazgo, el mundo de la Cuarta Revolución Industrial y su avance es imparable. Es importante asomarse a ese futuro y sus tendencias, pero más importante aún es descubrir el papel que pueden desempeñar las Universidades Populares en todo esto, porque las cartas se están repartiendo ahora y debemos decidir si queremos jugar.
Los nuevos espacios para relacionarnos con la tecnología, aprender, producir y trabajar. Del Fab Lab al Skill Fab Lab
Las Universidades Populares fueron un instrumento esencial para aprender a leer y escribir. Luego, para la alfabetización digital con la irrupción de las tecnologías de la información y la comunicación. Y ahora son un espacio fundamental para la apropiación de las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial y su democratización entre la población.
¿Cómo será el trabajo y las industrias del futuro? ¿Seremos capaces de hacer el giro de trabajadores pasivos a emprendedores? Estamos viviendo una revolución económica sin precedentes, pasando de un modelo de producción y fabricación centralizado a otro difuso. De consumidores pasivos estamos dando un salto a prosumidores (productores + consumidores). Todo esto va a transformar la faz de la Tierra; en cualquier casa, barrio o lugar insospechado vamos a tener una fábrica/laboratorio (Fab Lab).
Eso ya es una realidad, pero lo más importante será el desarrollo de competencias clave para el siglo XXI a fin de convertir esos lugares en espacios de creación de valor con la adquisición de nuevas habilidades (Skill) y crear un nuevo concepto de aprender, emprender y fabricar con el que transformar el mundo: Skill Fab Lab.
Hagamos un poco de historia
A principios de los años 70 del siglo XX, McLuhan ya sugirió que, con la tecnología electrónica, el consumidor podría convertirse en productor, pero será Alvin Toffler el que acuñe el término “prosumidor”, en un tiempo en el que los consumidores estarían involucrados en el diseño y la manufactura de los productos, donde cada individuo tendría el control de los bienes y servicios objeto de su consumo marcando el final de la era industrial e iniciando un nuevo ciclo histórico presidido por la “riqueza revolucionaria” (Toffler 2006).
Don Tapscott ahondó más en el asunto en su libro La economía digital, donde describe una nueva economía como consecuencia de la evolución de consumidores pasivos a prosumidores activos en un mundo en que el valor se crea en las relaciones en torno a conversaciones (filosofía del lenguaje en estado puro).
Lo verdaderamente relevante de todo esto es que estamos poniendo patas arriba los fundamentos de la economía y enterrando sus presupuestos clásicos dese Adam Smith. El negocio de Uber o Amazon se basa en la simplicidad de poner a conversar a las personas (filosofía del lenguaje convertida en acción, en economía, empresa y dinero).
La era de los prosumidores ya comenzó con la emergencia de internet, cuando los consumidores de contenidos (prensa, radio, televisión, libros…) se convirtieron, a su vez, en productores poniendo en jaque a todo un viejo modelo de negocio y a sus corporaciones, y cuya manifestación estuvo en la web 2.0. El fenómeno en el marco del voluntariado y del trabajo sin remunerar invita aún a inventar modelos de negocio para explotar el filón de la “riqueza revolucionaria” que profetizaba Toffler (como Amazon y Uber lo hicieron con su modelo de negocio). Una reflexión que es extensible a los Fab Lab y a todo el movimiento maker (makerspaces). Todo un reto con el fin de convertir los nuevos espacios y la nueva tecnología en una nueva economía que sustituya a la vieja con sus empresas, fábricas, empleos y relaciones laborales. El desafío está en que iniciativas como Wikipedia se conviertan en “economías del conocimiento” y en nuevas empresas adonde trabajen y se trasladen profesionalmente cientos de millones de trabajadores en los próximos años. El mismo recorrido que tendrán que hacer los espacios makers para convertirse en lugares donde se elaboran las competencias y habilidades (skill) desde las que se desarrollan emprendimientos, nuevas empresas y empleos, en lugar de ser sitios donde se fabrican objetos (el valor no está en el objeto que fabrica un usuario, sino en la iniciativa que ese usuario alberga).
El contexto digital y la conectividad permiten crear un gran ecosistema global donde se comparte información y conocimiento, pero en este fenómeno lo importante no son las máquinas, sino la cultura de la colaboración que se halla en las personas que utilizan esas máquinas.
La red mundial de prosumidores creada en 2007 agrupa a personas que están transitando de un rol pasivo de comprar-pagar a otro más activo de comprar-pagar-promover-ganar. Ahí está la cuestión: en perfeccionar los dos últimos eslabones de esa cadena (promover-ganar) y que implica innovar, emprender y liderar.
Los Fab Lab nacen a principios de siglo en el MIT
De hecho, son las fábricas de la Cuarta Revolución Industrial, suponen que se puede llevar la revolución tecnológica de la información (internet, ordenadores…) que operaba con datos e información (intangibles) a la producción de objetos (realidades materiales). Igual que podemos crear e imprimir textos e imágenes desde un ordenador con ayuda de una impresora, podremos imprimir cualquier objeto tridimensional e incluso producir objetos inteligentes que se reproduzcan a sí mismos (Quinta Revolución Industrial).
En pocos años la fabricación mundial se habrá difuminado y deslocalizado para convertir el planeta en una gran fábrica con nodos interconectados.
Los Fab Lab, como toda buena innovación, son una fusión de dos conceptos ya existentes en un espacio: ordenadores conectados a internet + máquinas que fabrican objetos.
En realidad, en el Paleolítico ya había Fab Lab (aunque muy básicos) en la parte de la cueva dedicada a taller, donde se trabajaba con sílex, cuarzo, madera, hueso, arcilla o cuero. Eso sí, con unas herramientas menos sofisticadas, pero, igualmente, con tecnología (básica) y un propósito (el propósito en un Fab Lab es más importante que el objeto fabricado, pero eso implica sentido y criterio).
A finales de los años 60 del siglo pasado también había un Fab Lab en la entrada de mi casa, en torno a una vieja máquina de coser, donde todavía recuerdo a mi madre y a las vecinas confeccionando vestidos y otros textiles, gente interconectada en torno a una máquina que producía prendas de vestir personalizadas ¡Nada nuevo bajo el sol!
En mi instituto, sin ir más lejos, también había un Fab Lab de marquetería en el que fabricábamos todo tipo de objetos en madera. Sin embargo, no recuerdo que de aquel ni del Fab Lab de mi casa saliese ninguna iniciativa emprendedora (promover/ganar), como mucho, se elaboraban algunos objetos decorativos para el hogar. Y, sinceramente, ese es el punto flojo que veo en los Fab Lab y espacios maker actuales. Por eso llevamos varios años trabajando para desarrollar nuevos conceptos, como el Circular Fab (www.circularfab.es), que puede ser el nuevo modelo que deban seguir las Universidades Populares.
De hecho, todos hemos visto espacios donde es posible fabricar cosas que no tienen valor o cuyo valor es mínimo. Sin embargo, lo que nos diferencia es que nosotros no fabricamos cosas, sino habilidades para crear el valor con el que nosotros u otros fabrican. Esta es la cuestión: lo más importante son las habilidades para originar valor con los objetos y crear ofertas con ellos, más que la destreza de fabricarlos. Es más, si miras a tu alrededor, podrás ver a mucha gente que sabe producir, pero a muy poca que sabe emprender, innovar o liderar (crear ofertas de valor y ponerlas en juego).
La revolución no está en hacer cosas chulas en un Fab Lab (casas, hígados, corazones, muebles, alimentos, aviones, automóviles, armas…), sino en crear economía revolucionaria en ese acto. En esencia, en un Fab Lab puedo adquirir habilidades y crear un producto de la misma manera que antes podía hacerlo en un taller, en un centro de formación o en una fábrica (aunque mucho más rápido). Sin embargo, lo más importante es aprender a hacernos preguntas y desarrollar sensibilidad y compromiso con el mundo (por qué, para quién, cómo…).
Desarrollar las competencias antes durante y después
Es mucho más fácil fabricar objetos que desarrollar iniciativas. Los Fab Lab del futuro serán mucho más valorados como fuente para el desarrollo de espíritu emprendedor que por ser fábricas de objetos; los que desarrollen esa primera función serán son los llamados a liderar la nueva sociedad y la nueva economía. El secreto no es aprender a navegar el nuevo mundo, sino desarrollar un espíritu marinero a fin de vivir en constante navegación; no es fabricar cosas, es inventar el futuro fabricando cosas.
Las competencias y habilidades para convertir un Fab Lab en un Skill Fab Lab (www.circularfab.es)
La cuestión no es tanto si voy a ser independiente y competente a la hora de fabricar e intercambiar muchas cosas que necesito (eso es fácil), sino si voy a desarrollar habilidades para diseñar mi vida, mi empleo, mi profesión (innovar, emprender, liderar). Esa es la cuestión.
Cuando el entrenamiento de competencias de innovación, emprendimiento y liderazgo se reúnan con las competencias técnicas para fabricar, obtendremos el nuevo concepto de “Skil Fab Lab”, los espacios que liderarán y se convertirán en el motor de la nueva economía y la nueva educación.
Las competencias que se trabajan en un Skill Fab Lab están en el Modelo 6-9 y son las siguientes:
- Aprender a escuchar, a descubrir lo que no funciona, lo que desazona a la gente, lo que falta en el mundo para fabricarlo.
- Aprender a declarar, a hacer público y mostrar al mundo tu solución y compromiso.
- Aprender a dar, a hacer una promesa (explícita o implícita) a la gente a la que va dirigido lo que vas a elaborar.
- Aprender a pedir, a solicitar (explícita o implícitamente) algo a cambio.
- Aprender a modular pedidos y promesas (hacer una oferta) buscando un equilibro satisfactorio entre lo que pides y lo que das a partir de lo que fabricas en una transacción justa.
- Aprender a afirmar y enjuiciar para convertirte en una persona fiable “que dice la verdad” y realiza juicios fundados.
- Aprender a dirigirte y dirigir a otros para ofrecer a los demás nuevas posibilidades y horizontes de futuro, a autogestionarse y ver un propósito superior en lo que haces.
- Aprender relaciones internas, a sinergizar, a trabajar en equipo, a coordinar un equipo de personas y crear relaciones de interdependencia.
- Aprender relaciones externas, a crear sinergias y relaciones con otras personas y organizaciones de fuera del equipo bajo el principio de ganar/ganar; a colaborar y cooperar; a abrirnos a otras relaciones; a incorporar nuevos socios, aliados y clientes.
- Aprender impecabilidad, a producir calidad y generar una cultura de trabajo basada en el escrupuloso cumplimiento de los compromisos a partir de la realización correcta de los ciclos y flujos de dicho trabajo (pedir, negociar, acordar, hacer, entregar, satisfacer).
- Aprender a innovar buscando la adaptación permanente de lo que forjamos a las condiciones cambiantes del entorno.
- Aprender a gestionar emociones y orquestar estados de ánimo, a crear espacios emocionales expansivos, a hacerte cargo de los estados de ánimo de la gente, generar una emocionalidad positiva y a crear emociones nuevas con aquello que elaboras.
- Aprender a planificar y planear, a construir las acciones, trabajos, hitos y asignación de recursos para que lo que vas a llevar a cabo y la oferta que vas a hacer efectiva a tus clientes se materialice.
- Aprender a evaluar y reprogramar, a pararte y mirar los resultados y efectos de lo que generas, a introducir cambios, a observar el camino recorrido y otear el horizonte, establecer indicadores, medir los avances y rediseñar el objeto fabricado si es necesario.
Del Fab Lab del MIT a los mini Fab Lab de China y otras creaciones de la cultura Maker. Los Fab Lab como modelos de desarrollo para gobiernos y organizaciones
El reto actual de las políticas económicas y la promoción de empresas y empleos es impensable sin una estrategia para la creación y puesta en funcionamiento de una red difusa de Skill Fab Lab en el territorio, como semilleros de nuevos negocios, espacios para la creación de nuevas empresas (incubadoras), espacios para la cooperación entre empresas, etc.
Países enteros, como China, que basaban sus economías en la fabricación estándar en masa, ya se están pasando a la producción personalizada. El gigante asiático va a ser el gran motor mundial de esta nueva era en cuanto la barrera de los costes de puesta en marcha de un Fab Lab (100 000 dólares) se reduzca a los 3000 dólares y cientos de millones de personas se pongan a pensar, trabajar y crear en estas claves (cosa que ya está ocurriendo). Entonces, lo que conoces gracias a la ciencia ficción te parecerá una antigualla…
Los Skill Fab Lab y la educación
Si quieres conocer las aulas del futuro, trasládate a cualquier Fab Lab de los más de 1300 que ya hay por el mundo y ya las estarás conociendo. Solo les falta la zona Skill, pero en cuanto esta esté habilitada y haya personal competente capaz de gestionarla, nuestros centros educativos tendrán que cerrar o cambiar a este modelo. Lo que manifiesto no es una opinión, es una sentencia que tú podrás comprobar y verificar en la próxima década. No podemos adivinar el futuro, pero sí ver con claridad sus tendencias imparables, y esta ha venido para quedarse.
De los viejos centros educativos a las School Fab Lab. Cuando las personas aprendan en las Skill Fab Lab, no querrán volver a las escuelas. O los centros educativos se convierten en Skill Fab Lab o desaparecerán.
Skill Fab Lab especializadas en torno a la solución de problemas globales
Definitivamente, los nuevos espacios nos cambiarán nuestras preguntas y actitudes. En lugar de ir a fabricar objetos, iremos a trabajar sobre desafíos globales, y allí habrá personas que nos pregunten: ¿Usted con qué problema está comprometido? ¿Qué valor va a generar para la comunidad? ¿Qué legado quiere dejarle al mundo? También nos pondrán en contacto con personas y equipos que ya están trabajando en ello. Luego, que nos ayuden a articular un proyecto y proveernos de habilidades y técnicas para hacerlo. Para, finalmente, fabricar el objeto. Cuando parecía que teníamos respuestas para nuestras preguntas, ahora nos cambian de nuevo las preguntas ¡Emocionante!
Salvar el planeta, fabricar agua, terminar con el hambre y las enfermedades, diseñar nuevas tecnologías para la comunicación humana, alcanzar la inmortalidad, etc. serán actividades centrales en la agenda de trabajo de los nuevos Skill Fab Lab.
La lucha contra el cambio climático y la economía verde y circular ha encontrado su gran aliado en estos nuevos espacios, pues cumplen a la perfección con la reutilización permanente de los objetos que, una vez concluido su ciclo de vida, se transforman automáticamente en materias primas.
Los Skill Fab Lab transformarán el mundo y las relaciones de poder
El paso del Fab Lab al SKill Fab Lab no es baladí, pues altera las relaciones de poder a escala global y empodera a la sociedad frente a las instituciones y corporaciones viejunas. La producción personalizada da ventajas al ciudadano, el desarrollo de competencias le otorga poder e independencia. La cosa va más allá de fabricar unos cuantos cacharros; la trascendencia está en que todo cambio en la infraestructura (tecnología, producción, trabajo) genera ajustes en la superestructura (instituciones y estructuras de poder). El tema de fondo es que, al cambiar la forma de producir, transformamos el mundo en todos sus órdenes.
La era de la fabricación personalizada, los prosumidores, las nuevas formas de trabajar, producir, educarnos y relacionarnos ya está aquí. Está por ver si este proceso va a estar dirigido y controlado por las viejas instituciones, corporaciones y esferas de poder o, por el contrario, si sabemos ver que este movimiento encierra una nueva oportunidad para la humanidad al dotar al individuo de las habilidades para ser actor y protagonista en el nuevo mundo.
Las Universidades Populares pueden hacerse cargo de todos estos desafíos y liderar el futuro. Depende únicamente de su decisión.
La cuestión no está en fabricar objetos, está en desarrollar las sensibilidades y habilidades para inventar un nuevo mundo.
No hay tiempo que perder.
¡Adelante!!!