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Las UU. PP., espacios violeta de asamblea y memoria. Una inversión en arte y cultura con perspectiva de género
Lola López Ruiz

Lola López Ruiz

Actriz, directora y dramaturga.

Comienzo este artículo presentándome, porque creo que es importante saber quién es el «observador subjetivo» que describe la materia que se le propone.

Soy una mujer de teatro. Estudié Arte Dramático en España y me doctoré en Inglaterra, en ambos casos con becas de mi país, España. He sido profesora de Arte Dramático en distintas universidades, como la CEU de Moncada y el ESAD de Valencia, y en escuelas de teatro (E. del Actor, Escalante, OFF). Fundé la Companyia Hongaresa de Teatre en 1995 junto al autor, director y actor Paco Zarzoso y la autora Lluïsa Cunillé. Durante los 27 años de espectáculos creados por los tres (de forma individual o colectiva) hemos recorrido España, Argentina, Uruguay, Chile, Colombia y Cuba.

Mi vinculación con las UU. PP. se remonta al 3 de mayo de 2007, durante el Congreso de la Dignidad celebrado en Albacete. Paca Aguirre me encargó una intervención teatral para el Congreso con el título “La inútil sabiduría de las mujeres”, y yo le hice una contraoferta a partir de la sabiduría de una sola mujer: la soldado desconocida María Pérez Lacruz, alias “la Jabalina”.

Además, le dije que mi intervención no sería una conferencia o parlamento, sino una obra de teatro: la historia de una joven de Puerto de Sagunto que, con 19 años y tras el golpe de estado de Franco y los demás generales contra la Republica, supo del sangriento asesinato de sus amigos que, engañados por la guardia civil subieron hacia Teruel y el 29 de julio fueron fusilados, desarmados, en Puebla de Valverde.

María y un grupo de jóvenes marcharon el 8 de agosto de 1936 al primer frente de Teruel a defender la República contra el general de aquella provincia que se había unido al golpista Franco. Fue la primera mujer herida en la primera batalla, el 22 de agosto, en Puerto Escandón. El 23 de agosto se la trasladó, junto con 55 hombres más, al hospital de Valencia, donde permaneció hospitalizada hasta diciembre. Al salir del hospital trabajó en la siderurgia de Puerto de Sagunto, produciendo armas durante los tres años de guerra. Cuando, tras la derrota de la República, los golpistas entraron en Sagunto para depurar a la población, la interrogaron, la raparon, la pasearon desnuda por la calle, la encarcelaron y tres años después (el 8 de agosto de 1942, cuando acababa de cumplir la mayoría de edad para las mujeres, que era de 25 años), y también a los tres años justos desde que partiera con sus compañeras al frente de Teruel, fue fusilada en el paredón del cementerio de Paterna junto a siete compañeros más.

Su «sabiduría» consistió en defender la República jugándose la vida por ir a donde y cuando debía y luchar por aquello en lo que creía. La historia de los verdugos golpistas convirtió en un acto «inútil» la valentía de María. Ella encarnó la sabiduría de todas y todos los que se enfrentaron voluntariamente a los fascistas sin que nadie les obligara para defender una Segunda República instaurada democráticamente por los españoles sin derramamiento de sangre. Que lo que hizo María fue «sabiduría» (inteligencia natural, defender lo justo), no admite ninguna duda. Cuando la profesora e historiadora Alejandra Soler (1913-2017) cumplió 100 años, la Universidad de Valencia le rindió homenaje en el Colegio Mayor Rector Peset Aleixandre (rector que fue asesinado por los golpistas el 24 mayo de 1941). Alejandra contaba cómo en el golpe de estado de 1936 ella estaba estudiando. Entonces le pusieron un rifle en el hombro y se puso a disparar contra los golpistas, sin saber ni haber visto en su vida lo que era un rifle. Eso es lo que hizo María: ir a la primera línea del frente sin haber visto jamás una escopeta.

Así que mi propuesta a Paca Aguirre fue: “Paca, voy a hablar de la última mujer a la que ejecutó Franco en 1942”. La respuesta de Paca fue: “No, el último a quien ejecutó Franco el 6 de octubre de 1942, a garrote vil, fue mi padre, el pintor Lorenzo Aguirre, en la cárcel de Porlier de Madrid”. Me contó que su padre trabajaba para el gobierno de la República y toda la familia (sus padres y las tres hermanas) siguieron el itinerario que hizo el gobierno: Madrid, Valencia, Barcelona, exilio en París, espera en el puerto de El Havre de un barco para exiliarse. Con la llegada en septiembre de 1939 de los nazis a Francia, regreso a España. Tras tres años de cárcel, ejecutaron a Lorenzo Aguirre.

Eso dio lugar a que, tras aquella primera obra (“María la Jabalina”), Paca y yo creáramos una segunda obra sobre la memoria (Encendidas”), cuyo tema era la vida y obra de la propia poeta.

Aquel Congreso por la Dignidad de 2007 en Albacete contó con las intervenciones de muchas mujeres sabias, entre ellas Paca Aguirre.

Las Cortes Valencianas en las celebraciones por el día de la mujer (“Les Corts de les Dones”), a iniciativa de la presidenta de la Comisión de Igualdad, Llum Quiñonero, galardonaron, entre otras mujeres, a María Pérez Lacruz (la Jabalina) en 2016, a Paca Aguirre en 2017 y a Alejandra Soler en 2018.

En 2018, la Generalitat valenciana otorgó a Paca Aguirre la Alta Distinción al Mérito Cultural.

Llegamos con mi Companyia Hongaresa de Teatre a Albacete, a aquel Palacio de Congresos, en una furgoneta que conducía Delia Díaz (artista plástica de la obra que hemos presentado en marzo de 2022 en Zafra y Leganés: “Un país que mata a sus Poetas”) y con los cuatro cuadros de Jaime Giménez de Haro pintados al óleo que se debían colgar para formar un retablo a modo de escenografía. Cuando nos presentamos con “María la Jabalina”, no sabíamos que la actuación sería en un escenario de palacio de congresos, con mesas y micros para las participantes y con los tiempos muy ajustados porque la obra se había programado para el final del día. Las azafatas del Congreso que nos vieron entrar con los cuadros nos dijeron que no se podía mover nada, así que, mientras Jaime apoyaba los cuadros en la mesa, yo me adelante, y anuncie: “Soy la nieta de María la Jabalina” e inicie el «relato teatral». Se hizo un respetuoso silencio y solo al final aclaré que yo no era la nieta biológica de María, y que no podía serlo porque nunca apareció la criatura que había tenido durante su estancia en la cárcel en enero de 1940, nueve meses después de ser interrogada, y depurada en abril de 1939. Aclaré, sin embargo, que había usado el argumento de ser nieta de una condenada a muerte porque a mi abuelo también lo condenaron a muerte. Yo era, por tanto, una nieta de un condenado a muerte, aunque no era nieta de María.

La obra “María la Jabalina” fue contratada en dos congresos:el de la FEUP de mayo del 2007 en Albacete, y en un congreso de historia en octubre de 2008 en Zaragoza. En ninguno de los dos tenían previsto que se hiciera teatro, así que en el de Albacete las azafatas nos decían que no podíamos colocar elementos para la función teatral y en el de Zaragoza, quizás porque se habían alargado las intervenciones, nos dijeron que el salón de actos donde se celebraba el Congreso cerraba a las 21 horas y ya no daba tiempo a representar la obra. En ambos casos pudimos representarla. En Albacete, porque Jaime fue colocando los cuadros mientras yo hablaba, y en Zaragoza, porque las mujeres que asistían al congreso nos propusieron como solución que la representáramos en el bar al que iban tras las sesiones. Nuestra compañía, quizás por el hábito de adaptarnos en nuestras giras por lugares de España y Sudamérica a las distintas condiciones con que nos encontramos, consiguió llevar a cabo las dos representaciones.

Pero ambas anécdotas nos llevan a hacer una reflexión o plantearnos unas cuestiones: ¿Por qué no se tenían previstos los requisitos necesarios para una función teatral que ya se había programado? ¿No se le da valor al teatro? En las dos ocasiones, la obra propuesta era una dramaturgia sobre un hecho y una persona reales, y se presentaba con todos los documentos, desde el juicio sumarísimo hasta fotografías y relatos diversos de familiares y amigos. Se trataba, pues, de un teatro-crónica o teatro-documento que se había pedido desde los propios congresos.

Quizá deberíamos hacer una reflexión más amplia como país: ¿Por qué en muchas ―no en todas― de las casas de cultura construidas tras el franquismo no se pensaba en las características necesarias para poder representar teatro con las condiciones espaciales y técnicas adecuadas?

En cualquier caso, y esto es lo importante que cabe destacar, en todas y cada una de las funciones contratadas posteriormente en el marco de EFE FEUP, las condiciones en las que se han realizado las funciones de teatro han sido excelentes.

Desde el 5 de abril del 2019, cuando se constituyó la EFE FEUP PACA AGUIRRE, hemos seguido representando “María la Jabalina” en distintas UU. PP. (Leganés, Zafra, Andorra, Calzada de Calatrava, Dos Hermanas, Lorca) y hemos añadido otras dos obras más: “Encendidas”, estrenada el 25 de abril en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español, y “Un país que mata a sus poetas”, estrenada el 23 de junio de 2021 en el Teatro Romano de Sagunto.

Desde las UU. PP. se me propuso un artículo para el Libro Blanco con el siguiente título: “Las UU. PP., espacios violeta. Una apuesta por el arte y la cultura con perspectiva de género”. Y se me dio libertad para cambiarlo si lo necesitaba. He creído interesante que fuera el título el que me sirviera de guía para la reflexión que propongo en el artículo y añadir las variaciones o cambios que precisen el concepto que se propone. Analizaremos el título palabra por palabra, y explicaremos las variaciones propuestas.

Primera parte del título:

Las UU. PP., espacios violeta (y yo añado: de asamblea)

La primera parte del título del artículo dice así: «Las UU. PP., espacios violeta», en tanto en cuanto yo soy mujer y que dos de las obras presentadas tienen como protagonista única a dos mujeres ―María Pérez Lacruz (“Jabalina”) y Paca Aguirre (“Encendidas”)―, además de que la tercera ―“Un país que mata a sus poetas”― trata de los tres grandes poetas asesinados (Lorca, Hernández y Machado) a los que le quitaron «el tiempo» (la vida), lo mismo que les hicieron a otras poetas que, igualmente, fueron asesinadas y a las que les quitaron «el espacio» ―su patria (o matria)― y las enviaron a la muerte del destierro y el exilio (Concha Méndez, Teresa de León, Zenobia Camprubí y muchas y muchos más) para condenarlas, además, al olvido, otro modo de muerte.

La obra “Un país que mata a sus poetas” se representó en las sedes de Zafra y Leganés el 27 y 31 de marzo, respectivamente. Como en las obras anteriores, intervinieron para la puesta en escena de la creación dramatúrgica artistas de otras disciplinas, como la pintura, el cine, el arte audiovisual y la música. En esta ocasión se da la circunstancia de que somos cinco mujeres creadoras: la compositora y acordeonista Isabel Latorre, la violinista Luisa Moya, la artista plástica Delia Díaz, la ayudante de dramaturgia Luisa Busto y yo misma en la escritura, dirección e interpretación de la obra. Eso es lo que hace de las obras y las sedes donde se representan espacios violeta, y lo que dota a la obra de perspectiva de género, puesto que está realizada por mujeres.

Me gustaría añadir, así mismo, que en todas las obras ya representadas en las sedes de la EFE FEUP existe una base documentada sobre mujeres del siglo XX y la memoria, todo ello acompañado de documentos y obras reales de los personajes representados, por lo que quizá habría que añadir que son espacios violeta y de memoria. Como profesional del teatro ―que es un medio ficcional― diré que en ningún momento, cuando recibí el primer encargo de las EFE FEUP para crear “María la Jabalina” en 2007, imaginé que le iban a seguir muchas obras más relacionadas con el mismo tema. Hasta el punto de que la compañía ha estrenado una obra de otra mujer desconocida (“Tula divina caótica Tula”), que trata sobre Gertrudis Gómez de Avellaneda, la escritora más importante en lengua española del siglo XIX y que no solo hizo teatro, poesía, novela, relato corto y ensayo, sino que también creo varias publicaciones e inauguró el Teatro Español tras su reforma en 1849. Para llevar a cabo la dramaturgia hemos contado igualmente con su propia obra y biografía.

En algunos casos, la Universidad Popular que programa las obras elabora previamente un folleto sobre dicha obra y sus contenidos. Antes de la representación, las alumnas y alumnos de las UU. PP. trabajan sobre ellos y luego, tras la función, el responsable de la actividad modera un coloquio con el público. Por eso me he permitido añadir a esta parte del título que se me propuso: la palabra «asamblea» (Las UU. PP., espacios violeta de asamblea). Creo que, junto con la importancia de que las UU. PP. sean espacios violeta en los que las mujeres podamos exponer nuestros trabajos en el ámbito del arte y la cultura (en mi caso, el teatro), es esencial que, tras la representación, se produzca un intercambio de pareceres, opiniones y reflexiones y se cuestionen las obras propuestas, especialmente por la labor pedagógica y de formación que realizan las UU. PP. Nuestra tradición teatral occidental nace en Grecia, lo mismo que la democracia, y es importante que a los dos lados del espacio violeta donde se produce el hecho teatral (la escena y las gradas, las actrices/actores y el público) se produzca un debate que nos haga reflexionar a todos. En la medida que esto se está dando en las UU. PP. podemos decir que son espacios violeta de asamblea.

Ahora quiero destacar la importancia de la labor cívica y humana que implica hacer del teatro un espacio violeta de encuentro, de asamblea y de memoria. Por nuestra larga trayectoria teatral y muchos escenarios, constatamos que en las UU. PP. el teatro está muy vivo y que se comparte el hecho teatral mejor que en la mayoría de los espacios de las redes teatrales habituales en las que actuamos.

Decía Paca Aguirre que “lo vivo es lo junto”, que, desde las cavernas, los humanos nos juntamos para compartir y contarnos «cuentos» al calor del fuego. Y que viva la juntura. Si alguien con la sabiduría y humanidad de Paca Aguirre lo dice, habrá que favorecer esa juntura.

La segunda parte del título propuesto es:

Una apuesta (yo cambio la palabra “apuesta” por “inversión”) por el arte y la cultura

En esta segunda parte del título que se propuso voy a cambiar el verbo «apostar» por el verbo «invertir»: las UU. PP., una inversión en arte y cultura.

Luego iré a por la segunda parte, la perspectiva de género.

Las UU. PP. se han convertido en verdaderos espacios en los que se invierte ―no se apuesta― por el arte, por el teatro en nuestro caso. El teatro es una asamblea pública y libre que nos induce a plantearnos y cuestionarnos, a todas y a todos, nuestras creencias, opiniones, aseveraciones…, es decir, remueve los cimientos de la «comodidad» en la que nos instalamos con nuestras fes, ideologías o imperativos categóricos.

Se invierte, pero no se apuesta. Porque para hacer teatro (es decir, la narración de un relato que unos seres humanos interpretan como actores y otros ven y atienden como público) se necesita invertir dinero en todas las áreas que hacen posible el hecho teatral: un teatro o un salón de actos o cualquier otro espacio; nos medios de iluminación, de sonido, de proyección, etc.; unos técnicos que manipulen los mecanismos de representación; autoras, autores, directoras, directores, escenógrafas, escenógrafos, músicas, músicos, actrices, actores…, creadores que trabajen para producir el hecho teatral y generar empleos, trabajo e inversión. Se tiene que invertir en arte como se invierte en educación y en sanidad para tener una sociedad sana en lo físico y en lo espiritual.

Si un país no tiene leyes que favorezcan y creen los medios para realizar esa inversión en teatro, pero sí en fútbol, tendremos un país de fútbol.

Por eso creo que las UU. PP. están haciendo una inversión en arte cuando contratan nuestras obras para ofrecerlas al debate público de los miembros de sus sedes (y me consta, además que algunas sedes las quieren contratar y se encuentran sin los medios suficientes para invertir en ello). Y por eso no me gusta la palabra «apuesta» ni la frase «apuesta por el arte»; hay que invertir en arte y en cultura, en teatro de la misma manera que se invierte en todas las necesidades humanas.

Cuando en 1931 se proclamó la Segunda República en España, se invirtió en las Misiones Pedagógicas a través del Ministerio de Instrucción Pública y en las plataformas del Museo Pedagógico Nacional y de la Institución Libre de Enseñanza. Se invirtió en teatro con La Barraca de Federico García Lorca; en títeres, con Teresa de León y Rafael Alberti; en alfabetización con María Zambrano, Luis Cernuda, Miguel Hernández; en cine, pintura y música, con Maruja Mallo, Carmen Conde y otras. Llegaron a cerca de 7000 pueblos y aldeas con 5522 bibliotecas y 600 000 libros; el coro y el teatro del pueblo llevaron a cabo 286 actuaciones; se organizaron exposiciones itinerantes de pintura en 179 localidades…

Durante la Segunda República se crea el Patronato de las Misiones Pedagógicas y el presupuesto que irá destinado a su financiación. Es decir, se invertirá en arte y cultura.

Las Misiones Pedagógicas se desmantelaron en 1939, al final de la Guerra Civil.

“La dictadura franquista acabó con las Misiones Pedagógicas, a las que calificó en un libro titulado La Institución Libre de Enseñanza: una poderosa fuerza secreta, editado en San Sebastián en 1940 como ‘apostolado del diablo’” (cita extraída de Wikipedia).

A causa de la pobreza atávica de este país hemos sido muy aficionados a «apostar» (el Gordo de la lotería, las quinielas, la ONCE, las rifas…), a tratar de poner nuestras esperanzas en una fe ciega en el azar y la suerte que, como bien sabemos, no es ni colectiva ni para todos.

Desde el punto de vista del trabajo de instrucción, en múltiples terrenos, que realizan las UU. PP., no se juega ni a la lotería ni al azar ciego, sino que se trabaja con clarividencia para compartir el saber, la cultura y el arte.

Por eso retomo el título propuesto “Una apuesta por el arte y la cultura” y lo cambio por “Una inversión en arte y cultura (y en teatro, entre otras)”, como así lo están haciendo ya las UU. PP. con las obras de teatro propuestas a mi compañía financiándolas para que se puedan llevar a cabo las representaciones con los gastos que ello implica.

Me contaba un notario hace unas semanas que algunos de sus clientes pagan cifras desorbitadas a Hacienda, impuestos que se desgravan si se destinan al fútbol, pero que no si se destinan al teatro (salas, compañías, creadores, etc.). ¿Para cuándo una ley de mecenazgo?

Tercera parte del título:

Con perspectiva de género

Vamos a la última parte del título: «con perspectiva de género». En realidad, la frase era una sola y no lo tendría que haber separado. Sin embargo, creo que es muy importante analizar los conceptos a fondo.

Soy mujer, creadora teatral (dramaturga, directora y actriz) y actúo en las sedes de las UU. PP. de España. Hay, por tanto, un espacio de educación, cultura y arte que acoge mis proyectos de mujer, y se da la circunstancia de que las cuatro obras estrenadas en las UU. PP. tienen como protagonistas principales a mujeres y a poetas: la primera era sobre María, una joven fusilada con 25 años; la segunda era una ficción en la que Federico García Lorca (poeta homosexual fusilado) llega a ministro de cultura; la tercera trata sobre Paca Aguirre, con el fondo de toda su obra y vida y la ejecución por garrote vil de su padre Lorenzo Aguirre el 6 de octubre de 1942, y la última, sobre poetas hombres y mujeres “asesinados” por el franquismo mediante la muerte o el exilio.

No sé si todo esto tiene que ver exactamente con la » perspectiva de género». Lo que sí sé es que los ojos que miran y crean esas obras son los míos y que soy mujer; y también sé la dificultad que encontramos para que otros espacios teatrales acojan estos proyectos. ¿Miedo a las mujeres? ¿Miedo a las y los poetas? ¿Miedo a la cultura desde la perspectiva y la sensibilidad femenina?

A menudo, cuando los encargados y encargadas de programar los teatros públicos rechazan las obras que les proponemos, esgrimen como argumento que “eso a su público no le interesa”. Con ese paternalismo que los lleva a creer que solo ellos saben lo que interesa a los seres humanos, deciden, con el beneplácito de las inversiones que reciben para fines culturales, cerrar las puertas a la programación de nuestros proyectos, que son historia de nuestra cultura, ficciones de personas que han contribuido a la riqueza cultural de nuestro país, dramaturgias hechas de realidad y de vidas. Estos programadores impiden así con su decisión que las ciudadanas y ciudadanos oigan, vean y sientan estas obras. Sin embargo, cuando las representamos en las salas de teatro llenas de las UU. PP., se produce la interacción teatral, el hecho teatral, el acto cívico de nuestra tradición democrática de escuchar con plena atención e interés y después compartir en el debate experiencias propias similares a las que han visto e indagar sobre cuestiones que les ha sugerido la obra, como en los orígenes del teatro griego, cuando todos participaban en las danzas de Baco, un acto cívico y lleno de emociones compartidas.

También actúo en teatros públicos y privados con mi Companyia Hongaresa de Teatre, con la que llevamos 27 años recorriendo España, Argentina, Chile, Uruguay, Colombia, etc., y eso me permite hacer un análisis comparativo del hecho teatral cuando tiene lugar en teatros públicos, semipúblicos o privados y cuando se da en las salas que ofrecen las UU. PP. Creo que puedo ser un buen termómetro y tomar la temperatura de dónde existe el teatro vivo y dónde ha muerto o se muere. Y nunca es por causa del público, ya que a los seres humanos no se les engaña fácilmente.

Por ejemplo, el teatro siempre exige «concreción». Hay casos como el de la representación de Leganés del día 15 de febrero de 2022 de “María la Jabalina”, la joven miliciana fusilada en 1942 con 25 años: al acabar el coloquio se acercaron dos mujeres a agradecer la representación porque está contada «para el amor» en lugar de «para el odio», y nos aclaran que son hermanas y monjas vestidas «de calle» porque en su orden se consideran «trabajadoras para la humanidad».

En nuestro país, que tiene una de las tradiciones más ricas en teatro, es necesario invertir en teatro, y ahora con más razón, ya que el teatro se representa con la confluencia de todas las otras artes (pintura, música, cine, arte audiovisual…).

Me gustaría mencionar una obra que es fundacional en la tradición del teatro occidental desde Grecia: “Las troyanas” de Eurípides. Su argumento es muy sencillo: los griegos ganan la guerra de Troya tras haber atacado la ciudad con la excusa de luchar por una mujer, Helena, (la realidad es que buscaban la «riqueza» de la que Troya gozaba por ser la puerta del mar Negro, igual que ahora, 2000 años después, en la guerra de Rusia contra Ucrania) y, una vez ganada la guerra, matan a todos los varones, incluido el último niño, Astianacte, y se llevan de botín de guerra a las mujeres nobles para repartírselas como esclavas entre los jefes guerreros.

La perspectiva de género ya aparece aquí, hace más de 2000 años: las mujeres éramos rebajadas a esclavas para perder nuestra dignidad como seres humanos. Ahora me gustaría hacer una reflexión más y comparar como abordó la Segunda República el problema de un país analfabeto (se habla de un 70 % de analfabetismo en España) y de cómo llevó el arte y la cultura a las ciudadanas y los ciudadanos de este país con las Misiones Pedagógicas, en las que se implicaron mujeres y hombres del más alto nivel intelectual gracias a la labor de las UU. PP.

Las Misiones Pedagógicas de la Segunda República

Creo que la labor de instrucción, formación y educación de las UU. PP. tiene que estar unida a la de la divulgación y promoción del arte y la cultura en todas sus vertientes. Somos hijas e hijos de una tradición que se inició en nuestro país con la Institución Libre de Enseñanza y cristalizó en la Segunda República con las Misiones Pedagógicas, y cuyo lema fue:

“Somos una escuela ambulante que quiere ir de pueblo en pueblo. Pero una escuela donde no hay libros de matrícula, donde no hay que aprender con lágrimas, donde no se pondrá a nadie de rodillas. Porque el gobierno de la República que nos envía nos ha dicho que vengamos, ante todo, a las aldeas, a las más pobres, a las más escondidas y abandonadas, y que vengamos a enseñaros algo… pero que vengamos también, y lo primero, a divertiros”. (Manuel Bartolomé Cossío, diciembre de 1931).

El Patronato de las Misiones Pedagógicas fue creado por decreto el 29 de mayo de 1931. Su objetivo era llevar a las gentes, con preferencia de aquellas que habitan en zonas rurales, el aliento del progreso y los medios para participar en él. Más de 500 voluntarios (maestros, profesores, intelectuales, artistas…) aportan sus distintos saberes conformando un gran proyecto interdisciplinar.

La dictadura franquista acabó con las Misiones Pedagógicas.

Acabaré con unas anécdotas vinculadas a la primera obra que me unió a las UU. PP. En octubre de 2014 nos encontrábamos de gira en Argentina con “María la Jabalina”,desde Buenos Aires hasta Jujuy, Tucumán y Catamarca, pasando por Córdoba. En Catamarca, una sala de teatro que había sido una fábrica de gaseosas (“La Sodería”) llevaba 20 años siendo gestionada y programada por mujeres. Se trataba de un espacio violeta en el que, además de las representaciones teatrales, se organizaban coloquios tras las funciones y publicaciones. Las mujeres de “La Sodería” habían creado un espacio violeta con perspectiva de género invirtiendo en el arte del teatro. La otra anécdota sucedió cuando el Teatro San Martín de Buenos Aires y su entonces director, Alberto Ligaluppi, cedieron el teatro más emblemático de Argentina a las Madres de Plaza de Mayo. Celebraban con la mayor alegría haber encontrado a hijos y nietos (de un modo similar al de nuestras chirigotas de Cádiz, que allí lo llaman “Agárrate Catalina”), y también representan obras cómicas y divertidas que son toda una tradición.

Al acabar la obra, salió a hablar una de sus fundadoras, Estela Carloto, feliz porque solo unos meses antes había aparecido su nieto, dijo: «Pero aún nos quedan muchos por aparecer. Vamos a seguir luchando». Cuando más tarde hablé con ella, me dijo: “No te preocupes, ya verás como también aparece la hija de María la Jabalina”. Yo le contesté con tristeza que mi país no tiene leyes que faciliten que se conozca la identidad de hijas e hijos robados, como las que ellas han conseguido en Argentina, y que tampoco se han generado la conciencia y responsabilidad sociales que hacen que las personas que tengan dudas vayan voluntariamente a hacerse las pruebas de ADN, como hizo su nieto, un prestigioso pianista criado en una familia rica.

Los espacios violeta de asamblea que luchan e invierten en arte, cultura y justicia con perspectiva de género mueven montañas, leyes y conciencias. Soy testigo de ello.

Larga vida a las UU. PP. y a la Escuela Estatal Feminista Paca Aguirre.