Cuando era pequeña, en mi pueblo, me parecía extraordinario bañarme en un baño de zinc (el llamado, a veces, metal de transición) blancoazulado y brillante. Me preguntaba quién podía fabricar esos baños tan saludables y placenteros. Sin embargo, al poco tiempo llegó el agua corriente a nuestras vidas, uno de los beneficios de la tecnología, entre otros incalculables avances nunca antes imaginados.
Siempre he pensado que la tecnología nació al mismo tiempo que el ser humano y que su razón de ser era y es el fruto de la inteligencia colectiva por el hecho de intentar facilitarnos la vida y resolver las contrariedades que pueden sobrevenirles a nuestros cuerpos, a nuestra naturaleza y a nuestras relaciones humanas.
A priori sabemos que la tecnología puede producir temor o, por el contrario, fervor, o quizás se encuentre fuera de nuestro alcance por falta de aprendizaje, pero, sea como fuere, es innegable que nos sumerge en un nuevo universo absolutamente incontrolable cuya presencia está en todos los ámbitos de nuestra vida.
Hace décadas que las Universidades Populares españolas vienen trabajando en formar a las personas con el objetivo de, por ejemplo, perder el miedo a las tecnologías mediante el uso de las TIC, las redes sociales, etc. En esta labor, nuestros colegas, amigas y amigos extremeños destacaron en cuanto al hecho de llevar a cabo una revolución tecnológica (regional y local) a través de los Nuevos Centros del Conocimiento (NCC) y los FabLab (Fábricas Laboratorio), proyectos tecnológicos ligados a los territorios y al compromiso para el liderazgo en ese vector principal de nuestras vidas.
La 4.ª Revolución Industrial, el Big Data, la impresión en 3D, la robótica, la nanotecnología, los microchips y otras tecnologías de elevada precisión y sofisticación nos describen una realidad futura apasionante que, sin duda, responderá a cualquier tipo de interés personal, social, económico y/o antropológico.
Por todo ello, yo me pregunto: ¿desde dónde llegarán las nuevas oportunidades, el aprendizaje, el desarrollo, los nuevos valores y la propia tecnología de última generación? ¿Quiénes serán los protagonistas: las mujeres, la juventud, las personas migrantes…?
Las Universidades Populares españolas, representadas por la Federación Española de Universidades Populares, nos hacemos cargo de la democratización tecnológica en los territorios (cerca de la ciudadanía, en sus municipios) y generamos oportunidades de aprendizaje, emprendimiento y liderazgo en el marco del Tercer Contrato Social de la Educación desde el punto de vista de la igualdad, el valor del cuidado, la salud y el desarrollo sostenible.
Agradezco de corazón a todas las personas amigas de las Universidades Populares que habéis hecho posible, con vuestro compromiso y generosidad, la publicación de este libro de Tecnología, a su directora de área, a los autores y autoras, al equipo técnico y de asistencia y a nuestra comisión ejecutiva.
Las Universidades Populares afrontamos el futuro a partir de nuestra acción y de nuestro capital social, relacional y experiencial, y nos subimos al tren de la 4.ª Revolución Industrial.
¿Te apuntas?