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Universidades Populares digitales. Retos y oportunidades en su acción social
Fernanda Jaramillo Polo

Fernanda Jaramillo Polo

Directora de Social&Tech. Integrante de la Escuela Feminista Estatal FEUP Paca Aguirre

Antes de entrar en materia, vamos a tomarnos unos minutos y a dejar que hable nuestro corazón de Universidad Popular:

Si cierras los ojos y piensas en tu Universidad Popular de referencia, ¿qué imagen te llega a la mente?, ¿con quién te encuentras?, ¿cómo te desplazas dentro?, ¿qué colores definen el espacio?, ¿a qué huele?, ¿cómo te sientes cuando estás ahí?

Salvo excepciones, y de forma general, las respuestas serán comunes y podrían ir en las siguientes líneas:

  • Las imágenes describen momentos experienciales ubicados en un espacio físico, como un antiguo palacete, un silo reconvertido, una innovadora escuela de adultos o una casa de cultura, entre otros. Siempre son lugares de referencia y puntos de encuentro para el municipio.
  • Las personas que te acompañan forman parte de la enorme comunidad de compañeros y compañeras con las que realizas cada una de las actividades físicas en las que participas: personas felices y con ganas de aprender que han decidido invertir el recurso más importante que tienen, su tiempo, en seguir creciendo en todos los ámbitos de su vida.
  • Cada una de las actividades se desarrolla en salas o aulas ubicadas en diferentes plantas, desde un salón de actos, pasando por una sala de música, otra de idiomas, el aula de informática, otra con espejos para la danza… y, cómo no, salas comodines que se adaptan a cualquier necesidad o circunstancia (el #nosepuede no existe en el lenguaje de la UP).
  • Sus paredes, enormemente coloridas, reflejan los valores, retos y compromisos que la definen mediante carteles, pinturas, representaciones, y/o dibujos que le dan vida y con las que seguro que te identificas.
  • El olor posiblemente cambie… Quizás hoy huela a cupcakes, debido al taller de cocina; mañana… a los nuevos lienzos del grupo de pintura, a los maravillosos libros del club de lectura, a colonia fresca de los más pequeños que participan en talleres de bailes regionales, al quemado de los filamentos de las impresoras 3D, al convivo de fin de curso o, si se tiene la suerte de tener patio, a la flor de azahar en primavera.
  • Y el “cómo te sientes” no cambia cuando descubres que el placer de aprender es uno de los privilegios del ser humano. Te sientes escuchada, reconocida y feliz.

Feliz en nuestra vida, con nuestra Universidad Popular. ¿Pero qué pasa si eliminamos el espacio físico de la ecuación de nuestro modelo de UP? Que parte de los sentidos que nos hace percibir la realidad de manera única se reduce. Luego, ¿cambiarán nuestras emociones y cómo lo vivimos?, ¿perderá parte de esa esencia que tanto nos gusta y que nos conecta con los demás?

Renunciar a aquello que nos hace feliz ―el solo hecho de pensarlo― es pedir demasiado… Y cuando hablamos de la Universidad Popular digital el miedo está presente. Miedo al cambio, miedo a la pérdida de lo que somos o miedo a no saber cómo hacerlo o abordarlo, en lugar de pensar en las oportunidades de lo que este nuevo contexto tecnológico puede aportar al proyecto de UP.

Y no es que en las Universidades Populares no hayamos tenido experiencias con el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y su acceso a internet. Algunas Universidades han incorporado la formación online como una opción para ampliar su oferta formativa, han llevado a cabo acciones de inclusión digital y de capacitación en competencias digitales, han realizado impartido talleres de programación con Arduino o impresión 3D, han convertido el streaming en una constante en sus jornadas y eventos, tienen su propia web o generan contenido para comunicarse con su público en las redes sociales.

Además, hemos sido partícipes ―obligados― de un gran proyecto a nivel mundial que nos “invitó” a utilizarlas para proteger la salud. Durante la covid-19, la tecnología nos ayudó a sentirnos más cerca, a conectarnos, a seguir aprendiendo, a tener esperanza, a seguir viviendo y a ver nuevas oportunidades.

¿Entonces qué nos falta para abrazar la parte digital en el movimiento de las Universidades Populares? La respuesta no es simple, pero analizándola con cierta perspectiva podría conllevar dos grandes retos:

  1. Entender el papel que jugamos como Universidad Popular en la construcción de un nuevo modelo social en pleno siglo XXI, en el que vamos a tener que suturar brechas digitales.
  2. Ser conscientes de la necesidad de la transformación digital de la Universidad Popular y en qué consiste. Transformación que va mucho más allá de la adopción de herramientas digitales. Supone un cambio organizacional profundo que requiere de un proceso de conversación abierto con toda la comunidad que la integra.

Es decir,  se trata de entender el papel que jugamos como Universidad Popular en la construcción de un nuevo modelo social.

“Estamos en un momento en el que nuestra generación es prácticamente la última que ha conocido el mundo sin Internet. Los que vienen justo detrás, en el momento de su desarrollo, de su desarrollo de la consciencia, ha sido siempre en un mundo en el que ya existía Internet y esto marca una diferencia.  Y marca una responsabilidad. Tenemos la responsabilidad de conectar el mundo de ayer, el mundo de mañana y el mundo de hoy. Tenemos una responsabilidad. Somos los últimos. Y esa responsabilidad la podemos ejercer porque sabemos cómo funcionaba el mundo sin Internet y sabemos, y queremos saber, cómo funciona el mundo con Internet. Porque nuestros hijos no lo saben. Desde su infancia han vivido siempre con Internet”.

“Entonces tenemos que saber cómo funciona. Os acordáis de que estaba la realidad virtual… ya es única, ya no hay dos. No existe la realidad virtual y la otra y nosotros lo sabemos porque hemos vivido otra. Somos capaces de diseccionar ambas porque las hemos conocido. Quien no lo ha vivido no tiene esa capacidad.  Tenemos esa responsabilidad”.

Eduardo Sáenz de Cabezón Irigaray.[1]
Conferenciante de clausura en las Jornadas Técnicas de FEUP,
Logroño, 12 noviembre 2021.

Se puede decir más alto, ¡pero no más claro! Las motivaciones y retos anteriores se suman a la razón de ser de las Universidades Populares: trabajar por la igualdad de oportunidades, suturar las brechas que puedan existir por dificultad de acceso o de conocimiento y mejorar la calidad de vida de las personas, especialmente las del entorno rural.

Las TIC ofrecen numerosas ventajas: mayor acceso a la información, reducción de costes en el sector laboral, mayor conectividad entre las personas, un nuevo modelo de participación más horizontal que hace intervenir, especialmente, a las personas más jóvenes, etc.

Pero la digitalización no se está dando por igual en todo el mundo y es que también en esto existe un desequilibrio, desequilibrio que recibe el nombre de “brecha digital”. De hecho, se estima que el 37 % de la población mundial ―2900 millones de personas― jamás ha utilizado internet[2].

La brecha digital se atribuyó en un primer momento al subdesarrollo y se percibió como algo pasajero que desaparecería con la popularización de la tecnología. En cambio, la fractura persiste hoy, a pesar de la comercialización masiva de dispositivos electrónicos con acceso a internet. Según las causas que generen la brecha podemos encontrar:

  • Brecha de acceso. Se refiere a las posibilidades que tienen las personas de acceder a este recurso. Aquí entran en juego, entre otras, las diferencias socioeconómicas entre las personas y entre los países, ya que la digitalización requiere de inversiones e infraestructuras muy costosas para las regiones menos desarrolladas y para las zonas rurales.
  • Brecha de uso. Hace referencia a la falta de competencias digitales o e-skills que impide el manejo de la tecnología. En este sentido, y por poner un ejemplo, la UIT señala que hay 40 países en los que más de la mitad de sus habitantes no saben adjuntar un archivo a un correo electrónico.
  • Brecha de calidad de uso. En ocasiones, se poseen las competencias digitales para manejarse en internet, pero no los conocimientos para hacer un buen uso de la red y sacarle el mayor partido posible. Por ejemplo, en lo relativo al acceso a la información de calidad.
  • Brecha de género. Entre los grupos poblacionales digitalmente excluidos ya mencionados, se halla el de las mujeres. Según la UIT, en el mundo, cuatro de cada cinco mujeres siguen careciendo de conexión y/o sufre alguna de las brechas anteriores.

La discriminación tecnológica constituye una forma de pobreza y exclusión social al privar a una parte de la ciudadanía de recursos esenciales para desarrollarse y generar riqueza. Lo hemos visto con frecuencia durante la pandemia al haber numerosos estudiantes y personas trabajadoras con dificultades para teletrabajar y seguir las clases online. Algunas de las consecuencias de la brecha digital son las siguientes:

  • Incomunicación y aislamiento. Los habitantes de áreas remotas a las que no llega internet están incomunicados. Algo parecido les ocurre a los residentes de zonas urbanas que viven desconectados, que padecen aislamiento social.
  • Barrera al estudio y al conocimiento.La crisis del coronavirus ha mostrado los efectos de la brecha digital en la educación: profesorado y alumnado en fuera de juego por carecer de la tecnología y las competencias digitales suficientes. Además, dentro del entorno familiar, los padres y las madres tampoco han podido acompañar a sus hijos e hijas en este nuevo ámbito de competencias, en la mayoría de los casos, por carecer de ellas.
  • Acentúa las diferencias sociales.El analfabetismo digital disminuye las opciones de encontrar trabajo o acceder a un empleo de calidad, lo que repercute negativamente en la economía de las personas trabajadoras.
  • Discriminación sexual. La brecha digital perjudica más a las mujeres que a los hombres, lo que vulnera los principios de igualdad de género.

Las Universidades Populares hemos de ser conscientes de que nos encontramos en un nuevo modelo económico y social, en un nuevo espacio de comunicación y desarrollo, en una nueva cultura digital, y de que nuestro papel en ella es clave: suturar las diferencias o las brechas que se generan y multiplicar las oportunidades que ofrecen.

En el Libro Blanco de las Universidades Populares se declara la necesidad de definir…

 “(…) una estrategia para convertir a las Universidades Populares en líderes para ayudar a las personas a incorporarse al mundo de la Cuarta Revolución Industrial.

Estamos asistiendo a la emergencia de una nueva economía y sociedad digital, pero también a la imperiosa necesidad del desarrollo de unas habilidades no solo digitales, sino también blandas, que ya están revolucionando el mundo. Las E-Skills y las Soft Skills se dan la mano para enfrentarse a un futuro sostenible, creativo, comprometido y conectado.

De la misma manera que las Universidades Populares lideramos la sociedad de la información, lo vamos a hacer ahora con la revolución de las tecnologías y habilidades disruptivas de la Cuarta Revolución Industrial. La evolución de las aulas de informática y su conversión en laboratorios con el acceso a las tecnologías de la Cuarta Revolución Industrial será fundamental. En ellos se podrá trabajar en innovación tecnológica pero también en innovación social”.

En definitiva, necesitamos ser conscientes de la necesidad de la transformación digital de la Universidad Popular y en qué consiste.

La transformación digital es una asignatura pendiente para muchas organizaciones, empresas, Administraciones públicas, universidades, etc. Es un término del que se habla mucho, pero frecuentemente no se comprende en toda su extensión.

Al hablar de transformación digital no nos limitamos a hablar de la adquisición de un software determinado o de herramientas digitales concretas. Vamos mucho más allá. Tampoco a la copia de procesos antiguos incorporando tecnología.

La transformación digital implica la reinvención de la Universidad Popular y de sus procesos gracias a las tecnologías. Implica un cambio profundo de la cultura organizacional, de los procesos internos y de la manera de relacionarnos externamente.

Este proceso dará las herramientas a la hora de poder tomar decisiones inteligentes para maximizar los esfuerzos de las Universidades Populares: acceso más fácil a los datos, mayor agilidad y eficacia y alineación de las distintas áreas de la UP.

Construyendo el camino digital

El proceso de Universidad Popular digital está totalmente alineado con los grandes retos de España y Europa.

A nivel nacional, a través de la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico y del nuevo Plan de Medidas ante el Reto Demográfico (PMRD)[3] se busca afrontar la despoblación rural garantizando la funcionalidad de los territorios afectados por la baja densidad de población, mejorando la competitividad y facilitando el desarrollo de nuevas actividades económicas y el fomento del emprendimiento. Internet es una oportunidad única para competir con el talento de las personas, para montar un negocio global desde un entorno local y para fijar, con todo ello, población al territorio. También, de forma decidida, se alinea con la Agenda Digital 2030 y con el Plan Nacional de Competencias Digitales.

En Europa se es consciente de que la oportunidad de desarrollo rural está ligada a una serie de cambios e innovaciones globales ―¡ojo!, no solo tecnológicas― para impulsar y trabajar en la recuperación del mundo rural.

De manera especial, la tecnología ha favorecido lo que se conoce como la “Revolución Industrial 4.0”. Los municipios (pequeños o grandes) trabajan por convertirse en Smart, utilizando las TIC para mejorar la vida de la población y conseguir armonía y eficiencia en su gestión. La estrategia europea Smart Rural 21[4]  es uno de sus últimos proyectos piloto para implementarlo después de forma masiva. 

La transformación digital de la Universidad Popular es muy similar al de la construcción de un municipio inteligente o Smart Village. De hecho, en un futuro no muy lejano formará parte de él.

Primeros pasos

Metodológicamente, el proceso de transformación digital de la UP se puede iniciar de muchas maneras diferentes. Antes de comenzar, es necesario identificar ejemplos prácticos e historias inspiradoras acerca de cómo se han iniciado procesos inteligentes en diferentes Universidades Populares de Europa por parte de alcaldías locales, grupos locales de activistas o mediante el apoyo de animación de los Grupos de Acción Local LEADER. 

Mapeo del contexto y las partes interesadas

Comprender los detalles de una Universidad Popular y su comunidad es la base del desarrollo de una estrategia de transformación digital efectiva. Hay muchas formas diferentes de identificar los desafíos y los activos de una UP, desde encuestas de línea de base ―tipo investigación― hasta métodos más participativos, como consultas y perfiles participativos de la localidad. 

Involucrar a las partes interesadas

La participación de las partes interesadas es crucial en todas las etapas del desarrollo y la implementación de la estrategia de transformación digital de la UP. Esto, entre otras cosas, garantizará que se satisfagan las necesidades de la comunidad local, que las personas se apropien de la estrategia y, como consecuencia, puedan movilizarse de manera más efectiva para su implementación. 

 Diseñar una estrategia

Las estrategias de las Universidades Populares digitales tienen todos los componentes clave de las estrategias de desarrollo local. Las estrategias son enfoques holísticos que comprenden un conjunto integral de intervenciones de manera coherente. 

Las estrategias se estructuran de acuerdo con una lógica de intervención clara que incluye objetivos generales, específicos y operativos en respuesta a los desafíos y necesidades y aprovechando los activos y las oportunidades, un conjunto de actividades planificadas e indicadores para medir los logros. 

 Acciones de planificación

La planificación de la acción suele ser un paso distinto del desarrollo de la estrategia. Si bien las estrategias brindan la visión y la dirección generales, la planificación de la acción es un proceso más detallado que incluye el establecimiento de los costos y recursos esperados, los posibles recursos para financiarlos, la sincronización, la identificación de riesgos y barreras potenciales y la planificación de la participación de la comunidad. 

Encontrar soluciones

Este paso llevará directamente a una base de datos de soluciones inteligentes donde se pueden buscar ejemplos inspiradores que coincidan con las necesidades, los activos y los intereses temáticos de la comunidad de la Universidad Popular. 

Generar acciones

Significa, esencialmente, la movilización de recursos humanos y financieros locales, así como de recursos externos. Este proceso puede involucrar una serie de actividades, desde la generación de proyectos con la comunidad, pasando por la creación de asociaciones público-privadas, hasta la participación de personas voluntarias.

Financiación

Las estrategias de transformación digital de las UU. PP. pueden financiarse a través de una amplia gama de recursos, incluidos fondos privados, públicos, comunitarios o una combinación de todos. 

Monitoreo

El monitoreo es crucial para comprender el proceso de desarrollo e implementación de Universidades Populares digitales, así como sus efectos directos y sus resultados. Puede ayudar a identificar necesidades específicas, barreras y factores habilitadores y puede arrojar luz sobre las fortalezas y debilidades del proceso de participación de las partes interesadas. 

También puede contribuir a adaptar la estrategia ―y sus objetivos― cuando sea necesario. 

El monitoreo debe basarse en un enfoque Smart y asegurar continuamente que las acciones definidas por la estrategia sean específicas, medibles, alcanzables, relevantes y oportunas. 

Aprendizaje permanente

La adquisición de una mentalidad digital, el desarrollo de nuevas competencias y habilidades digitales, así como la actualización en las tecnologías 4.0. y las oportunidades que ofrecen serán un trascurso de aprendizaje constante, permanente y a lo largo de todo el proceso (de toda la vida).

¿Comenzamos juntas esta nueva era digital?


[1] Eduardo Sáenz de Cabezón Irigaray, matemático, profesor de Lenguajes y Sistemas Informáticos de la Universidad de La Rioja desde 2001, reconocido especialista en monólogos científicos y presentador del programa Órbita Laika en RTVE.

[2] Edición del informe “Facts and Figures” de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), el organismo especializado de las Naciones Unidas para las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), Ginebra, 30 noviembre 2021.

[3]PMRD – Plan de Medidas ante el Reto Demográfico, es el resultado de unir la Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico con parte de los fondos europeos denominados Next Generation EU para la reconstrucción tras la pandemia.

[4] Smart Rural 21